jueves, 8 de septiembre de 2011

Un guía amistoso

Stefan:

Estoy leyendo a Gramsci, una de tantas compilaciones acerca de su obra. El libro se llama Cultura y Literatura, supongo que lo conoces. Hay una parte, en la que Gramsci habla sobre los intelectuales y sus caracterizaciones (es brillante). De ahí, por obvia asociación, pasa a hablar sobre la educación y las instituciones educativas. Es tan positivo, y tan coherente, que a momentos me enternece. Y luego me avergüenza el haberme enternecido (según sus propios postulados, pues significa que me siento autónoma e independiente del resto de la sociedad, investida de características propias y exclusivas, lo cual da como resultado esta apreciación "utópica", "imposible", de la virtud en las masas... Aún me falta sabiduría para valorar la acción humana sin el estigma de la función social).
En fin, voy a ir al grano, te decía, Gramsci se pone a hablar sobre la educación, sobre como debería de ser. A continuación, citaré la situación ideal, tratese del caso de un joven adulto que ya ha tenido una formación creativa, pero sólida y disciplinada desde su infancia:

"Ahora, el aprendizaje se consigue especialmente con un esfuerzo espontáneo y autónomo del alumno, en el cual el maestro no ejerce más que una función de guía amistoso, como ocurre o debería ocurrir en la Universidad."

Gracias a ti, en mi caso si ocurrió. En la Universidad tuve un guía amistoso, tan ligero y natural en sus enseñanzas, que logró conjugar en mi proceso de aprendizaje -a un mismo tiempo- la libertad y el estricto deseo por buscar el saber.

Nunca lo voy a olvidar.

1 comentario:

alio dijo...

...y que tire la primera piedra quien le sobre "sabiduria para valorar la acción humana sin el estigma de la función social"