domingo, 9 de septiembre de 2012

Un nuevo mundo flotante

Algunas personas se preguntan cómo hacen los japoneses para escribir en sus teléfonos celulares y computadoras. Esas personas son capaces de intuir que algo anda mal. Saben que el número de teclas que hay en estos dispositivos no se compara con la cantidad de símbolos, carácteres, ¿letras?... de los cuales hace uso uno de los idiomas más complicados del mundo. Porque, no van a salir con que todos los idiomas tienen su propia dificultad. En realidad, lo que quieren decir es que todos los idiomas son especiales y característicos y que guardan respeto por ellos porque son constructores de una realidad única pero, eso no tiene que ver con el trabajo que cuesta aprenderlos.

Yo estudio japonés desde hace año y medio. Me lo han enseñado dos japonesas y una mexicana, esta última, gran traductora, capaz de comprender términos muy específicos de diferentes campos de las ciencias -biología, paleontología, botánica, historia- con el objetivo de poder describir de manera puntual y precisa el proceso de formación del pueblo y la cultura de Japón. ¡Tanto su formación material como la espiritual! Es increíble si sabes cuán especial es esta mujer. Ojalá baste con decir que las pocas cosas que se traducen del japonés al español no son una traducción directa, sino una que viene del japonés al inglés y luego del inglés al español. Así de triste es la comunicación entre estos dos grandes idiomas. Tomo clases diario, de lunes a viernes, dos horas cada día. Estudio y hago suficiente tarea como para sumar una hora más a los siete días de la semana.

Aprender un idioma nuevo que no se escribe con el mismo código que utiliza tu lengua materna (y por código me refiero al abecedario) ((¿miras que hermosa palabra? a-be-ce-da-rio)) te devuelve a un estado de conciencia tempranísimo. Acuérdate, aquel en el que tenías alrededor de cinco años y no sabías qué eran las letras, sólo podías atisbar que hacías circulitos. Una y otra vez, dEreCHitos, en el mismo renglón. El japonés no se rige por un abecedario. Se trata, más bien, de un silabario. Es decir, la escritura de los sonidos que nosotros identificamos como sílabas (pareja de vocal y consonante) está ligada dentro de la escritura de una misma letra. No parece complejo. Sin embargo, estos sonidos de la lengua oral producidos por el estrechamiento del tracto vocal por acercamiento o contacto de los órganos de articulación de manera que cause una turbulencia audible, son posibles de escribir con cuatro formas de escritura diferentes en el japonés. Una de ellas, son los carácteres kanji y, en un japonés coloquial, es necesario aprender cerca de dos mil diferentes para poder leer; el periódico por ejemplo. Dícen que en el español utilizamos sólo veintisiete (y aún así, nuestro número de analfabetas tuvo un crecimiento en el 2010).

La oportunidad que tengo de estudiar japonés viene de haber logrado ingresar a una maestría en El Colegio de México que muy pocas personas saben que existe. No se si "a pesar de" o "porque" es la única de su tipo en todo latinoámerica o, en términos más filiales, la única de su tipo en el mundo hispanohablante. Se llama maestría en Estudios de Asia y África y se divide por áreas de especialización. En mi caso, me enseño en Japón pero hay quien lo hace en China, India, Corea, Medio Oriente, Sur de Asia, África o Sureste de Asia. En el salón nada más somos seis. El plan de estudio es semestral, aunque previamente hicimos un propedeútico de cuatro semanas durante el cual, a lo largo de cuarenta horas efectivas de clase, nos enseñaron a escribir con dos de las cuatro formas que utiliza el japonés. La tercera ya la conocíamos. La cuarta, un año después, apenas la estoy conociendo. Me refiero a los silabarios hiragana y katakana; al romanji y; a los kanji; respectivamente.

El katakana es fácil de comprender. Son esas sílabas escritas con trazos rectos, picudos y sencillos. Sirve para escribir palabras extranjeras.

El hiragana son trazos suaves, curvos y juveniles con los que antes escribían las mujeres, y que son con los que se escribe todo lo demás que no determinan los otros tres.

Los japoneses también aprenden nuestro abecedario, lo conocen como romanji (léase romanyi). Les sirve tanto a ellos, como a nosotros, para poder poner en papel la fonética del japonés con letras romanas.

Los kanji supuestamente son pictogramas, o sea, un signo que representa un objeto real, figura o símbolo. Lamentablemente, para nuestra mente occidental contemporánea, muy pocos de los dos mil kanjis que hay que aprender para no ser considerado un analfabeta nos hacen sentido o memoria visual.

Continuará...


3 comentarios:

Jair Trejo dijo...

Siempre me ha parecido una lástima que las traducciones del japonés tengan al inglés como intermediario. Creo que hay similitudes entre español y japonés que si la traducción fuera directa serían más fáciles de aprovechar.


Anónimo dijo...

Gracias por escribir! Kafka, siempre me hace feliz leerte.

Kafka dijo...

Estoy segura que a mí me hace más feliz que leas. Anónimo.