lunes, 7 de enero de 2013

Pretextos para el caos

Tardé casi una hora en darme cuenta que me había perdido, otra más en asimilar que el grupo me había abandonado… Tres horas de caminata inconsciente, feliz como perra extraviada… Y una hora más en lograr volver al hotel.

Seis horas a cambio de 60 segundos; porque no pudo haber durado más de un minuto: cuando entré a esa habitación irrepetible del Glover Garden y empezó a sonar Madam Butterfly, ¡con lo que me gusta! El llanto me hizo correr a esconderme… y el resto ya te lo dije, no me pude encontrar en lo que quedó del día.

Nagasaki, 30 de noviembre.

1 comentario:

ArnoCamel dijo...

la predisposición a la catástrofe :)