martes, 13 de mayo de 2014

De vuelta

El otro día fui a comer quesadillas fritas al mercadito de Coyoacán y de regreso me metí al Sanborns por unos Pon Pons. Iba con Mar, andábamos contentas y sin compromisos, al grado de caminar a la velocidad que imaginamos caminan los eternos. Nos quedamos viendo revistas y libros. Luego me entra la curiosidad por ver en qué anda la gente que compra libros en un Sanborns. Con las revistas es diferente, están en su punto de venta. El asunto es que vi un libro titulado "Meditación para adictos. Los locos también pueden alcanzar la iluminación". Es un título raro, ¿no? Además, la portada tenía una de esas representaciones del Buda en las que parece más un demonio. Lo tomé para leer la primer página. Comenzaba con algo así: "Quien abandona el camino de la disciplina es como aquél que tiene un ave en su mano y la deja ir, nunca volverá a atraparla". Es algo impactante. O así me lo parece. Leer textos sapienciales con devoción es algo tremendo. Desde ese día no dejo de recriminarme ser tan vaga. Tan errante. Estos días trato de compensar un poco obligándome a la disciplina y después, como premio, a vagar, sin importarme el orden. Finalmente, creo que es importante soñar, tanto de día como de noche.

3 comentarios:

El Rufián Melancólico dijo...

Rebienvenida, María

Kafka dijo...

Que así sea Rufián Melancólico.

Alandroide dijo...

Para la otra lo abres en la página 99. La página noventa y nueve es crucial en todo libro.

Salud!!