Sé que estás ocupado.
De mínimo hoy te hizo falta una hora de sueño.
Los trayectos,
el ruido,
la gente del metrobús.
Tu trabajo no puede ser sencillo tampoco. No en esta ciudad.
Y leer. Hay mucho que leer.
Hasta el internet demanda.
Pero no dejes que se te olvide tan rápido.
Esta joya no tiene por qué opacarse de inmediato.
Te diré qué hago yo.
Compro una ciruela.
De aroma fresco y dulce.
La cáscara suave, el centro a punto de madurar.
Me la llevo al trabajo.
La textura extraordinaria e inconfundible de la ciruela.
A media mañana,
pretendo no haber desayunado.
Subo a la terraza del quinto piso.
Un baño de sol matutino estalla en la superficie total de las cosas.
La luz natural lastima un poco mis ojos de animal de interiores.
Con el rostro orientado al sol
cierro los párpados
veo el color naranja de una mandarina en el desierto.
Mis muslos,
siempre fríos,
envueltos en el roce de la mezclilla,
se relajan a la tibia caricia.
Muerdo la ciruela.
Acto seguido,
recuerdo:
¿Qué impresión hermosa quedó en la punta de mis dedos la última vez que te vi?
El vello de tus piernas.
La suavidad de seda en la que ha devenido la cicatriz de tu abdomen.
Abro los ojos.
El sol me lástima cada vez menos.
Regreso a trabajar.
Más tarde,
en la caminadora del gimnasio,
reflexiono:
¿Cuál fue la caricia magnífica que desgarró el embeleso y, sin lugar a dudas, registró
con brutalidad el hecho de reconocerme excitada en la entrepierna “con los calzones
mojadísimos”, la última vez que te vi?
Así me acuerdo de tus besos.
Pervertidos.
Sonrío.
Muevo la cabeza un poco confundida.
Y regreso a mi rutina de entrenamiento.
Por la noche,
en la cama,
favorezco a la memoria una vez más:
¿Cómo fueron los orgasmos de la última vez que te vi?
Estimulo el recuerdo con pilas triple A.
Lo saboreo.
Le llamo en circulitos hasta que sale a flote.
Dos o tres veces.
Después duermo.
Y duermo bien.
Mejor.
Sé que estás ocupado.
Pero no dejes que se te olvide tan rápido.
Lo que hicimos aún chorrea gotas de miel.
Buenas gotas, dulces tragos.
Come de ellas.
Como dicen las japonesitas con coquetería y gracia en el porno:
ii kimochi desu, ii kimochi desu.
“Se siente bien, se siente bien”.
sábado, 3 de noviembre de 2012
sábado, 22 de septiembre de 2012
domingo, 9 de septiembre de 2012
Un nuevo mundo flotante
Algunas personas se preguntan cómo hacen los japoneses para escribir en sus teléfonos celulares y computadoras. Esas personas son capaces de intuir que algo anda mal. Saben que el número de teclas que hay en estos dispositivos no se compara con la cantidad de símbolos, carácteres, ¿letras?... de los cuales hace uso uno de los idiomas más complicados del mundo. Porque, no van a salir con que todos los idiomas tienen su propia dificultad. En realidad, lo que quieren decir es que todos los idiomas son especiales y característicos y que guardan respeto por ellos porque son constructores de una realidad única pero, eso no tiene que ver con el trabajo que cuesta aprenderlos.
Yo estudio japonés desde hace año y medio. Me lo han enseñado dos japonesas y una mexicana, esta última, gran traductora, capaz de comprender términos muy específicos de diferentes campos de las ciencias -biología, paleontología, botánica, historia- con el objetivo de poder describir de manera puntual y precisa el proceso de formación del pueblo y la cultura de Japón. ¡Tanto su formación material como la espiritual! Es increíble si sabes cuán especial es esta mujer. Ojalá baste con decir que las pocas cosas que se traducen del japonés al español no son una traducción directa, sino una que viene del japonés al inglés y luego del inglés al español. Así de triste es la comunicación entre estos dos grandes idiomas. Tomo clases diario, de lunes a viernes, dos horas cada día. Estudio y hago suficiente tarea como para sumar una hora más a los siete días de la semana.
Aprender un idioma nuevo que no se escribe con el mismo código que utiliza tu lengua materna (y por código me refiero al abecedario) ((¿miras que hermosa palabra? a-be-ce-da-rio)) te devuelve a un estado de conciencia tempranísimo. Acuérdate, aquel en el que tenías alrededor de cinco años y no sabías qué eran las letras, sólo podías atisbar que hacías circulitos. Una y otra vez, dEreCHitos, en el mismo renglón. El japonés no se rige por un abecedario. Se trata, más bien, de un silabario. Es decir, la escritura de los sonidos que nosotros identificamos como sílabas (pareja de vocal y consonante) está ligada dentro de la escritura de una misma letra. No parece complejo. Sin embargo, estos sonidos de la lengua oral producidos por el estrechamiento del tracto vocal por acercamiento o contacto de los órganos de articulación de manera que cause una turbulencia audible, son posibles de escribir con cuatro formas de escritura diferentes en el japonés. Una de ellas, son los carácteres kanji y, en un japonés coloquial, es necesario aprender cerca de dos mil diferentes para poder leer; el periódico por ejemplo. Dícen que en el español utilizamos sólo veintisiete (y aún así, nuestro número de analfabetas tuvo un crecimiento en el 2010).
La oportunidad que tengo de estudiar japonés viene de haber logrado ingresar a una maestría en El Colegio de México que muy pocas personas saben que existe. No se si "a pesar de" o "porque" es la única de su tipo en todo latinoámerica o, en términos más filiales, la única de su tipo en el mundo hispanohablante. Se llama maestría en Estudios de Asia y África y se divide por áreas de especialización. En mi caso, me enseño en Japón pero hay quien lo hace en China, India, Corea, Medio Oriente, Sur de Asia, África o Sureste de Asia. En el salón nada más somos seis. El plan de estudio es semestral, aunque previamente hicimos un propedeútico de cuatro semanas durante el cual, a lo largo de cuarenta horas efectivas de clase, nos enseñaron a escribir con dos de las cuatro formas que utiliza el japonés. La tercera ya la conocíamos. La cuarta, un año después, apenas la estoy conociendo. Me refiero a los silabarios hiragana y katakana; al romanji y; a los kanji; respectivamente.
El katakana es fácil de comprender. Son esas sílabas escritas con trazos rectos, picudos y sencillos. Sirve para escribir palabras extranjeras.
El hiragana son trazos suaves, curvos y juveniles con los que antes escribían las mujeres, y que son con los que se escribe todo lo demás que no determinan los otros tres.
Los japoneses también aprenden nuestro abecedario, lo conocen como romanji (léase romanyi). Les sirve tanto a ellos, como a nosotros, para poder poner en papel la fonética del japonés con letras romanas.
Los kanji supuestamente son pictogramas, o sea, un signo que representa un objeto real, figura o símbolo. Lamentablemente, para nuestra mente occidental contemporánea, muy pocos de los dos mil kanjis que hay que aprender para no ser considerado un analfabeta nos hacen sentido o memoria visual.
Continuará...
Yo estudio japonés desde hace año y medio. Me lo han enseñado dos japonesas y una mexicana, esta última, gran traductora, capaz de comprender términos muy específicos de diferentes campos de las ciencias -biología, paleontología, botánica, historia- con el objetivo de poder describir de manera puntual y precisa el proceso de formación del pueblo y la cultura de Japón. ¡Tanto su formación material como la espiritual! Es increíble si sabes cuán especial es esta mujer. Ojalá baste con decir que las pocas cosas que se traducen del japonés al español no son una traducción directa, sino una que viene del japonés al inglés y luego del inglés al español. Así de triste es la comunicación entre estos dos grandes idiomas. Tomo clases diario, de lunes a viernes, dos horas cada día. Estudio y hago suficiente tarea como para sumar una hora más a los siete días de la semana.
Aprender un idioma nuevo que no se escribe con el mismo código que utiliza tu lengua materna (y por código me refiero al abecedario) ((¿miras que hermosa palabra? a-be-ce-da-rio)) te devuelve a un estado de conciencia tempranísimo. Acuérdate, aquel en el que tenías alrededor de cinco años y no sabías qué eran las letras, sólo podías atisbar que hacías circulitos. Una y otra vez, dEreCHitos, en el mismo renglón. El japonés no se rige por un abecedario. Se trata, más bien, de un silabario. Es decir, la escritura de los sonidos que nosotros identificamos como sílabas (pareja de vocal y consonante) está ligada dentro de la escritura de una misma letra. No parece complejo. Sin embargo, estos sonidos de la lengua oral producidos por el estrechamiento del tracto vocal por acercamiento o contacto de los órganos de articulación de manera que cause una turbulencia audible, son posibles de escribir con cuatro formas de escritura diferentes en el japonés. Una de ellas, son los carácteres kanji y, en un japonés coloquial, es necesario aprender cerca de dos mil diferentes para poder leer; el periódico por ejemplo. Dícen que en el español utilizamos sólo veintisiete (y aún así, nuestro número de analfabetas tuvo un crecimiento en el 2010).
La oportunidad que tengo de estudiar japonés viene de haber logrado ingresar a una maestría en El Colegio de México que muy pocas personas saben que existe. No se si "a pesar de" o "porque" es la única de su tipo en todo latinoámerica o, en términos más filiales, la única de su tipo en el mundo hispanohablante. Se llama maestría en Estudios de Asia y África y se divide por áreas de especialización. En mi caso, me enseño en Japón pero hay quien lo hace en China, India, Corea, Medio Oriente, Sur de Asia, África o Sureste de Asia. En el salón nada más somos seis. El plan de estudio es semestral, aunque previamente hicimos un propedeútico de cuatro semanas durante el cual, a lo largo de cuarenta horas efectivas de clase, nos enseñaron a escribir con dos de las cuatro formas que utiliza el japonés. La tercera ya la conocíamos. La cuarta, un año después, apenas la estoy conociendo. Me refiero a los silabarios hiragana y katakana; al romanji y; a los kanji; respectivamente.
El katakana es fácil de comprender. Son esas sílabas escritas con trazos rectos, picudos y sencillos. Sirve para escribir palabras extranjeras.
El hiragana son trazos suaves, curvos y juveniles con los que antes escribían las mujeres, y que son con los que se escribe todo lo demás que no determinan los otros tres.
Los japoneses también aprenden nuestro abecedario, lo conocen como romanji (léase romanyi). Les sirve tanto a ellos, como a nosotros, para poder poner en papel la fonética del japonés con letras romanas.
Los kanji supuestamente son pictogramas, o sea, un signo que representa un objeto real, figura o símbolo. Lamentablemente, para nuestra mente occidental contemporánea, muy pocos de los dos mil kanjis que hay que aprender para no ser considerado un analfabeta nos hacen sentido o memoria visual.
Continuará...
sábado, 19 de mayo de 2012
Miguel
Miguel, hace tanto que no me acerco a ti. Finalmente, escapaste de mi vida. No estoy segura de si te lo supe demostrar en ese entonces -cuando éramos más cercanos- porque
me recuerdo inmadura, o porque siento que he crecido mucho y me cuesta
reconocerme en el pasado, pero hoy, con esta carta, espero
poder insinuartelo.
Hoy, estaba pensando demasiado, sola, concentrada, cuando de pronto sentí la necesidad de ver el texto que escribí para tu exposición en el Museo de la Ciudad. Nunca lo volví a leer. Lo escribí, lo vi en tu exposición, y nunca lo volví a leer. Es raro, pero eso hago con todo lo que escribo; pasa demasiado tiempo sin que lo vuelva a leer. Esa frase de que se escribe para olvidar es tan cierta. Pero la gracia de hoy, de este momento, es que se me permitió recordar gracias a esas palabras; esas palabras que en algunos momentos son tan incongruentes que rayan en lo ilógico. Por eso son bellas, porque son capaces de crear algo que fluye a contracorriente de lo que creemos que es el mundo.
Son irreales.
No me vayas a malinterpretar, parece como si te estuviera escribiendo para halagar algo que yo escribí tiempo atrás, cuando originalmente se trata de dirigir mis intenciones hacia ti. Te quiero decir que previamente, tu trabajo fue el que me inspiró. Fue tu creación la que me dejó ver un mundo más allá de la materia que nos rodea. De esta habitación en una torre departamental en la Ciudad de México en el año 2012, desde la cual te escribo y; en su momento, de una muchachilla de 21 años que trabajaba en un bar en la Ciudad de Querétaro.
Te mando mucho amor.
Pareciera que en el territorio de lo auténtico no hay cabida para la cotidianeidad, pero la hay…
A veces suele transformarse en una costumbre estar más lleno de preguntas que de certezas, o que te asalten paradojas que alteran tu pensamiento, y a pesar de estar ahí, latentes al arrebato de tus días, de tu trabajo, de ver una película o al ser amado, no podemos considerar como una costumbre.
El hecho cotidiano en si, es un proceso cojo, lejos de lo que puede aparentar la sucesión de todo tipo de eventos en nuestras vidas, que cada día se repiten, y que por esta cualidad parecieran consumados; la verdad es que cada puesta de sol fragmenta su existencia: al despertar del sueño, no hay certeza de seguir siendo los mismos de la noche anterior.
No puedes sentir ni puedes comparar objetivamente el pasado, con tu presente y el futuro, a pesar de vivir a diario “lo mismo”. En todo caso, la referencia necesaria para leer tu cotidianeidad no se encuentra dentro de ella, pero si surge a partir de esta, en cada escenario sin anécdota, en cada día sustancialmente igual pero con matices diferentes.
Aparentemente, la repetición consolida los valores, pero por el contrario, los fragmenta; solo destacando esta característica de una vida rota, de un personaje que se para ante escenarios sin anécdota -pero no por eso sin una lectura imaginable- es permisible descubrir que las posibilidades de la costumbre se encuentran en esta obra dentro del proceso creativo, y también dentro del universo artístico que refiere ella misma para representar lo que tu desees.
Esta obra surge en cierta medida de la obediencia inherente al artista; la vida suele transformase en una masa inconsciente, cuando esto ocurre, un salvaguarda del hombre es apelar a su inconciencia creadora… a la sucesión de las horas como un cauce de descubrimiento personal ilimitado.
María.
Hoy, estaba pensando demasiado, sola, concentrada, cuando de pronto sentí la necesidad de ver el texto que escribí para tu exposición en el Museo de la Ciudad. Nunca lo volví a leer. Lo escribí, lo vi en tu exposición, y nunca lo volví a leer. Es raro, pero eso hago con todo lo que escribo; pasa demasiado tiempo sin que lo vuelva a leer. Esa frase de que se escribe para olvidar es tan cierta. Pero la gracia de hoy, de este momento, es que se me permitió recordar gracias a esas palabras; esas palabras que en algunos momentos son tan incongruentes que rayan en lo ilógico. Por eso son bellas, porque son capaces de crear algo que fluye a contracorriente de lo que creemos que es el mundo.
Son irreales.
No me vayas a malinterpretar, parece como si te estuviera escribiendo para halagar algo que yo escribí tiempo atrás, cuando originalmente se trata de dirigir mis intenciones hacia ti. Te quiero decir que previamente, tu trabajo fue el que me inspiró. Fue tu creación la que me dejó ver un mundo más allá de la materia que nos rodea. De esta habitación en una torre departamental en la Ciudad de México en el año 2012, desde la cual te escribo y; en su momento, de una muchachilla de 21 años que trabajaba en un bar en la Ciudad de Querétaro.
Te mando mucho amor.
Pareciera que en el territorio de lo auténtico no hay cabida para la cotidianeidad, pero la hay…
A veces suele transformarse en una costumbre estar más lleno de preguntas que de certezas, o que te asalten paradojas que alteran tu pensamiento, y a pesar de estar ahí, latentes al arrebato de tus días, de tu trabajo, de ver una película o al ser amado, no podemos considerar como una costumbre.
El hecho cotidiano en si, es un proceso cojo, lejos de lo que puede aparentar la sucesión de todo tipo de eventos en nuestras vidas, que cada día se repiten, y que por esta cualidad parecieran consumados; la verdad es que cada puesta de sol fragmenta su existencia: al despertar del sueño, no hay certeza de seguir siendo los mismos de la noche anterior.
No puedes sentir ni puedes comparar objetivamente el pasado, con tu presente y el futuro, a pesar de vivir a diario “lo mismo”. En todo caso, la referencia necesaria para leer tu cotidianeidad no se encuentra dentro de ella, pero si surge a partir de esta, en cada escenario sin anécdota, en cada día sustancialmente igual pero con matices diferentes.
Aparentemente, la repetición consolida los valores, pero por el contrario, los fragmenta; solo destacando esta característica de una vida rota, de un personaje que se para ante escenarios sin anécdota -pero no por eso sin una lectura imaginable- es permisible descubrir que las posibilidades de la costumbre se encuentran en esta obra dentro del proceso creativo, y también dentro del universo artístico que refiere ella misma para representar lo que tu desees.
Esta obra surge en cierta medida de la obediencia inherente al artista; la vida suele transformase en una masa inconsciente, cuando esto ocurre, un salvaguarda del hombre es apelar a su inconciencia creadora… a la sucesión de las horas como un cauce de descubrimiento personal ilimitado.
María.
domingo, 22 de abril de 2012
Justificación
El anime es una narración única, con sus propios códigos estéticos y ficcionales. Su diferencia le hace valioso para los intercambios culturales y para su estudio.
Desde esta concepción del animismo estético (el percibir el alma de las cosas, escuchar sus voces, observar sus movimientos) tratamos con una concepción que no sólo es poética, sino que además está arraigada en una forma diferente de entender el mundo. Como ya sentenció Adorno al respecto: “el animismo había animado las cosas, el industrialismo cosifica las almas”. Así, podemos observar claramente que dos formas de ver el mundo se juegan su derecho a la existencia; aunque hay una manera que pretende ser la única y verdadera.
Sin embargo, en las culturas ancestrales el animismo no era sólo una conceptualización de sus incertidumbres, ni la simbolización de sus angustias. Al escuchar las voces de la naturaleza, se establecen complejas interrelaciones entre el mundo material y el espiritual, entre el mundo humano y el animal. Esto es materia para una filosofía nueva que se contraponga a la objetivación de las cosas; que cuestiona la ontología del mundo y de lo cognoscible.
Desde esta concepción del animismo estético (el percibir el alma de las cosas, escuchar sus voces, observar sus movimientos) tratamos con una concepción que no sólo es poética, sino que además está arraigada en una forma diferente de entender el mundo. Como ya sentenció Adorno al respecto: “el animismo había animado las cosas, el industrialismo cosifica las almas”. Así, podemos observar claramente que dos formas de ver el mundo se juegan su derecho a la existencia; aunque hay una manera que pretende ser la única y verdadera.
Sin embargo, en las culturas ancestrales el animismo no era sólo una conceptualización de sus incertidumbres, ni la simbolización de sus angustias. Al escuchar las voces de la naturaleza, se establecen complejas interrelaciones entre el mundo material y el espiritual, entre el mundo humano y el animal. Esto es materia para una filosofía nueva que se contraponga a la objetivación de las cosas; que cuestiona la ontología del mundo y de lo cognoscible.
Paradigmas epistemológicos de la animación japonesa: el animismo, lo animado y la acción de animar
Este trabajo, fundamentalmente, pretende analizar algunos aspectos teóricos acerca del anime -de la animación japonesa en y por sí misma, pero, también, de las diferentes maneras en las que se le estudia-. Es decir, en primer lugar, sostendré una teoría estética (propia) sobre la animación:
La posibilidad máxima a la que puede aspirar el arte de la animación, radica en su propio nombre. Es decir, en ser capaz de animar, de dar vida a los objetos, las formas, las ideas y las cosas que en su representación “realista” sería imposible.
Y, en segundo lugar (dando continuidad a la idea ya manifestada de un paralelismo entre la animación como un lenguaje visual que requiere de la acción de animar y, por tanto, de llevar a cabo una práctica animista como parte de su esencia funcional), enunciaré la “otra cara de la moneda” de las investigaciones sobre el anime, una contraparte dialéctica que no ha sido tomada en cuenta y que, a mi parecer, es la esencia de la animación. Desarrollaré este punto con más claridad a continuación:
Por regla general, las investigaciones que tienen por objeto de estudio principal al anime, de antemano, establecen la perspectiva desde la que van a abordarlo. Por ejemplo, uno de los sesgos más habituales es ver el anime como “un fenómeno de la cultura popular o de masas”. En América, incluso se agrega el prefijo “sub” a la palabra cultura. De igual manera, se habla de “japanese cartoons”, es decir, se trata al anime en su comparación con los dibujos animados, específicamente con los de Disney (lo cual, a mi parecer, no hace más que denotar la complejidad del anime pero, también lo subyuga a una discusión que parte de la esfera de lo infantil). Este tipo de aproximaciones terminan por conceptualizar al anime como un fenómeno social y, con exponer algunas de las características acerca de la recepción en el público, dan por visto lo que, supuestamente, es la parte interesante para las investigaciones académicas sobre el tema. El anime no es anime, es un fenómeno social.
Otra marcada tendencia es la que llevan a cabo quienes hacen una distinción convencional entre el cine y la animación, o sea, entre “la acción viva” (llevada a cabo por seres de carne y hueso) y aquella “ficción de personajes creados por la imaginación humana”. Este binomio conceptual suele ver al anime como algo inferior a las actuaciones humanas, subestimando su condición multifacética de formas y géneros, de estilos y audiencias, etc.
Un tanto más frecuente es dar al anime el tratamiento que se le da a una industria: estudiar sus ganancias y pérdidas como objeto comercial en el mercado global. Y, además, dar su definición por sentada, como algo que es claro para el lector, por lo que basta con hacer un listado de juicios de valor y adjetivos: el anime “is the hot new thing, is not for kids, twisted, bizarre, uniquely, imaginative...”.
En estos ejemplos, hay un patrón en común. La animación es vista como un objeto, un sustantivo que está a merced del estudioso. Entonces, si la animación es vista como un sujeto, se vuelve partícipe de la coacción de la sociedad. Pero, si la animación es vista como una acción, como un verbo que se realiza, es el estudioso quien debe de formar parte de ella para constituirla como tal.
Puntualmente, “la otra cara de la moneda” de la que hablaba anteriormente, hace alusión a llevar a cabo estudios sobre animación pero concibiéndole como un verbo, no como un sustantivo (que es lo que se hace en toda la bibliografía consultada hasta el momento). Éste cambio de enfoque es el eslabón para vincular el lenguaje visual de la animación con un sentido animista (la acción de animar), lo cual, resulta en la característica estética mejor desarrollada y particular de la animación “bien lograda”, “consumada”.
Habiendo entrado ya en materia animista, será necesario revelar un enfoque novedoso sobre el término animismo. Lo cual, en principio, implica una conceptualización crítica del término, que permita cuestionar los diversos enfoques que se le han atribuido desde sus primeras enunciaciones teóricas dentro de la antropología -en particular, la idea de que el animismo se manifiesta sólo en sociedades primitivas y, por tanto, queda fuera de las sociedades modernas-. Más allá aún, se estudiará al animismo no sólo como las relaciones que el pensamiento establece entre la materia y el espíritu, sino que serán consideradas diversas formas del lenguaje visual (animación) como representaciones ontológicas abstractas que señalan prácticas animistas en el arte y la comunicación contemporánea japonesa.
En esta investigación nos enfocaremos al estudio del anime como un objeto que oscila entre el paralelismo ya referido: es parte de la animación (como producto de las artes visuales) y; como fenómeno narrativo que involucra la recepción y comprensión de un enorme y entusiasta público es inherente a la práctica animista.
La posibilidad máxima a la que puede aspirar el arte de la animación, radica en su propio nombre. Es decir, en ser capaz de animar, de dar vida a los objetos, las formas, las ideas y las cosas que en su representación “realista” sería imposible.
Y, en segundo lugar (dando continuidad a la idea ya manifestada de un paralelismo entre la animación como un lenguaje visual que requiere de la acción de animar y, por tanto, de llevar a cabo una práctica animista como parte de su esencia funcional), enunciaré la “otra cara de la moneda” de las investigaciones sobre el anime, una contraparte dialéctica que no ha sido tomada en cuenta y que, a mi parecer, es la esencia de la animación. Desarrollaré este punto con más claridad a continuación:
Por regla general, las investigaciones que tienen por objeto de estudio principal al anime, de antemano, establecen la perspectiva desde la que van a abordarlo. Por ejemplo, uno de los sesgos más habituales es ver el anime como “un fenómeno de la cultura popular o de masas”. En América, incluso se agrega el prefijo “sub” a la palabra cultura. De igual manera, se habla de “japanese cartoons”, es decir, se trata al anime en su comparación con los dibujos animados, específicamente con los de Disney (lo cual, a mi parecer, no hace más que denotar la complejidad del anime pero, también lo subyuga a una discusión que parte de la esfera de lo infantil). Este tipo de aproximaciones terminan por conceptualizar al anime como un fenómeno social y, con exponer algunas de las características acerca de la recepción en el público, dan por visto lo que, supuestamente, es la parte interesante para las investigaciones académicas sobre el tema. El anime no es anime, es un fenómeno social.
Otra marcada tendencia es la que llevan a cabo quienes hacen una distinción convencional entre el cine y la animación, o sea, entre “la acción viva” (llevada a cabo por seres de carne y hueso) y aquella “ficción de personajes creados por la imaginación humana”. Este binomio conceptual suele ver al anime como algo inferior a las actuaciones humanas, subestimando su condición multifacética de formas y géneros, de estilos y audiencias, etc.
Un tanto más frecuente es dar al anime el tratamiento que se le da a una industria: estudiar sus ganancias y pérdidas como objeto comercial en el mercado global. Y, además, dar su definición por sentada, como algo que es claro para el lector, por lo que basta con hacer un listado de juicios de valor y adjetivos: el anime “is the hot new thing, is not for kids, twisted, bizarre, uniquely, imaginative...”.
En estos ejemplos, hay un patrón en común. La animación es vista como un objeto, un sustantivo que está a merced del estudioso. Entonces, si la animación es vista como un sujeto, se vuelve partícipe de la coacción de la sociedad. Pero, si la animación es vista como una acción, como un verbo que se realiza, es el estudioso quien debe de formar parte de ella para constituirla como tal.
Puntualmente, “la otra cara de la moneda” de la que hablaba anteriormente, hace alusión a llevar a cabo estudios sobre animación pero concibiéndole como un verbo, no como un sustantivo (que es lo que se hace en toda la bibliografía consultada hasta el momento). Éste cambio de enfoque es el eslabón para vincular el lenguaje visual de la animación con un sentido animista (la acción de animar), lo cual, resulta en la característica estética mejor desarrollada y particular de la animación “bien lograda”, “consumada”.
Habiendo entrado ya en materia animista, será necesario revelar un enfoque novedoso sobre el término animismo. Lo cual, en principio, implica una conceptualización crítica del término, que permita cuestionar los diversos enfoques que se le han atribuido desde sus primeras enunciaciones teóricas dentro de la antropología -en particular, la idea de que el animismo se manifiesta sólo en sociedades primitivas y, por tanto, queda fuera de las sociedades modernas-. Más allá aún, se estudiará al animismo no sólo como las relaciones que el pensamiento establece entre la materia y el espíritu, sino que serán consideradas diversas formas del lenguaje visual (animación) como representaciones ontológicas abstractas que señalan prácticas animistas en el arte y la comunicación contemporánea japonesa.
En esta investigación nos enfocaremos al estudio del anime como un objeto que oscila entre el paralelismo ya referido: es parte de la animación (como producto de las artes visuales) y; como fenómeno narrativo que involucra la recepción y comprensión de un enorme y entusiasta público es inherente a la práctica animista.
miércoles, 12 de octubre de 2011
Animismo
Compré un sombrero y lo colgué en la silla que está a un lado de mi cama. Es para plagar de existencia las miradas que echo a la habitación en penumbra, entre sueños. Me hace creer, a instantes, que es alguien sentado a mi lado, apuntando la noche. Viéndome dormir. Esto no sin sobresaltos por supuesto, con miedo las primeras noches por su silueta infame pero, nos estámos entendiendo. A veces lo domino yo y le permito conversar conmigo, le dejo ser; otras me atemoriza tanto que me despierta, me obliga a racionarle hasta su condición de sombrero en una silla. Por lo menos tenemos un diálogo intenso, lo cual ya es mucho que decir.
jueves, 8 de septiembre de 2011
Un guía amistoso
Stefan:
Estoy leyendo a Gramsci, una de tantas compilaciones acerca de su obra. El libro se llama Cultura y Literatura, supongo que lo conoces. Hay una parte, en la que Gramsci habla sobre los intelectuales y sus caracterizaciones (es brillante). De ahí, por obvia asociación, pasa a hablar sobre la educación y las instituciones educativas. Es tan positivo, y tan coherente, que a momentos me enternece. Y luego me avergüenza el haberme enternecido (según sus propios postulados, pues significa que me siento autónoma e independiente del resto de la sociedad, investida de características propias y exclusivas, lo cual da como resultado esta apreciación "utópica", "imposible", de la virtud en las masas... Aún me falta sabiduría para valorar la acción humana sin el estigma de la función social).
En fin, voy a ir al grano, te decía, Gramsci se pone a hablar sobre la educación, sobre como debería de ser. A continuación, citaré la situación ideal, tratese del caso de un joven adulto que ya ha tenido una formación creativa, pero sólida y disciplinada desde su infancia:
"Ahora, el aprendizaje se consigue especialmente con un esfuerzo espontáneo y autónomo del alumno, en el cual el maestro no ejerce más que una función de guía amistoso, como ocurre o debería ocurrir en la Universidad."
Gracias a ti, en mi caso si ocurrió. En la Universidad tuve un guía amistoso, tan ligero y natural en sus enseñanzas, que logró conjugar en mi proceso de aprendizaje -a un mismo tiempo- la libertad y el estricto deseo por buscar el saber.
Nunca lo voy a olvidar.
Estoy leyendo a Gramsci, una de tantas compilaciones acerca de su obra. El libro se llama Cultura y Literatura, supongo que lo conoces. Hay una parte, en la que Gramsci habla sobre los intelectuales y sus caracterizaciones (es brillante). De ahí, por obvia asociación, pasa a hablar sobre la educación y las instituciones educativas. Es tan positivo, y tan coherente, que a momentos me enternece. Y luego me avergüenza el haberme enternecido (según sus propios postulados, pues significa que me siento autónoma e independiente del resto de la sociedad, investida de características propias y exclusivas, lo cual da como resultado esta apreciación "utópica", "imposible", de la virtud en las masas... Aún me falta sabiduría para valorar la acción humana sin el estigma de la función social).
En fin, voy a ir al grano, te decía, Gramsci se pone a hablar sobre la educación, sobre como debería de ser. A continuación, citaré la situación ideal, tratese del caso de un joven adulto que ya ha tenido una formación creativa, pero sólida y disciplinada desde su infancia:
"Ahora, el aprendizaje se consigue especialmente con un esfuerzo espontáneo y autónomo del alumno, en el cual el maestro no ejerce más que una función de guía amistoso, como ocurre o debería ocurrir en la Universidad."
Gracias a ti, en mi caso si ocurrió. En la Universidad tuve un guía amistoso, tan ligero y natural en sus enseñanzas, que logró conjugar en mi proceso de aprendizaje -a un mismo tiempo- la libertad y el estricto deseo por buscar el saber.
Nunca lo voy a olvidar.
viernes, 26 de agosto de 2011
México
Hace mucho que dejé de ver las noticias, simple y sencillamente, porque yo sueño. Sin metáforas, sin ningún sentido poético, yo sueño. Es decir, recuerdo -sin excepción- todos y cada uno de mis sueños. Cuando me entero de sucesos como el que acaba de ocurrir en Monterrey, sufro de ante mano: se que una vez que duerma viviré la violencia, el dolor, la impotencia... arderé en el fuego.
Es la primera vez que confieso algo así. Obvio, porque me culpo de ello. Me enloquece que mi subconsciente guarde y repita acciones tan siniestras ¡hechos que repruebo, que aborrezco!... que me deprimen y me asustan muchísimo. No me interesan el poder ni el dinero, por favor, soy vegetariana. Me gusta leer.
Pero ya basta. Hoy, estoy dispuesta a aceptar que si son mías. No he hecho nada por pararlas, ni siquiera las he querido mirar en la televisión. Por tanto sí, sí me pertenecen. No sabes cuánto me pesa esta identidad podrida, ser mexicana hasta en el inconsciente y seguirme haciendo pendeja.
Además, lo que está sucediendo en el país lastima lo más profundo de nuestro ser, de nuestra humanidad. No lo olvides.
Es la primera vez que confieso algo así. Obvio, porque me culpo de ello. Me enloquece que mi subconsciente guarde y repita acciones tan siniestras ¡hechos que repruebo, que aborrezco!... que me deprimen y me asustan muchísimo. No me interesan el poder ni el dinero, por favor, soy vegetariana. Me gusta leer.
Pero ya basta. Hoy, estoy dispuesta a aceptar que si son mías. No he hecho nada por pararlas, ni siquiera las he querido mirar en la televisión. Por tanto sí, sí me pertenecen. No sabes cuánto me pesa esta identidad podrida, ser mexicana hasta en el inconsciente y seguirme haciendo pendeja.
Además, lo que está sucediendo en el país lastima lo más profundo de nuestro ser, de nuestra humanidad. No lo olvides.
jueves, 5 de mayo de 2011
La frontera
En Tijuana el desierto es bosque. Un bosque de cactus altísimos, retorcidos; guerreros invencibles de la aridez. Su sombra es profunda, de ella emergen venados, búhos y zorros, serpientes y alacranes, todo a la vez.
Da miedo que entre tanto sol aún quepan tantos recovecos oscuros. Las señales federales lo advierten: “No haga paradas en despoblado“. Las gasolineras abandonadas de Pemex lo confirman: “Váyase de aquí“.
Da miedo que entre tanto sol aún quepan tantos recovecos oscuros. Las señales federales lo advierten: “No haga paradas en despoblado“. Las gasolineras abandonadas de Pemex lo confirman: “Váyase de aquí“.
domingo, 3 de abril de 2011
君に届け
Por fin colgaron el capítulo que había estado esperando. La trama se había quedado a punto de la revelación amorosa: después de innumerables errores y malentendidos, de capítulos enteros que abordaban los pensamientos introspectivos de Kuronuma y Kazehaya, estos por fin, lidiando forzosamente con la timidez, se disponen a hablar sobre sus sentimientos.
Todo había ido lentísimo, estamos hablando del capítulo 32 y a penas van a hablar. Fue una tortura porque desde el principio los presentaron como los protagonistas que aman profundamente al otro en secreto. Ese era el conflicto fundamental que les compró mi ñoño romanticismo nocturno y closetero. Llevaba rato esperado con ansia este momento.
Kuronuma y Kazehaya están cara a cara, el salón de clases existe iluminado por un cálido atardecer en el que la brisa veraniega arrastra una agradable musicalidad proveniente de la calle y a la vez del campo y del mar y que mueve las cortinas en un impetuoso baile que contrasta con la rigidez de ambos, de las butacas vacías. Los dos tratan de decir algo, pero se contienen al presentir que van a interrumpir al otro. Silencio e inacción de nuevo, se siente que las mejillas les arden...
De pronto, un horrendo pitido interviene en la escena; la pantalla parpadea en rojo. Alerta máxima: terremoto al norte del país. Un mapa sobrepuesto abajo a la derecha indica el epicentro. 8 segundos después, cuando el aviso desaparece y el sabor del tsunami y la central nuclear de fukushima se desvanecen de mi memoria, esos dos se están besando. Que feliz me he puesto ¡por fin se encontraron!
Vamos a dejarle la tempestad a la naturaleza, Japón y yo nos guardamos la calma.
Esto no va a quedar en una visualización online nada más, el archivo ya está en un cd titulado “Souvenir de un terremoto japonés“.
Todo había ido lentísimo, estamos hablando del capítulo 32 y a penas van a hablar. Fue una tortura porque desde el principio los presentaron como los protagonistas que aman profundamente al otro en secreto. Ese era el conflicto fundamental que les compró mi ñoño romanticismo nocturno y closetero. Llevaba rato esperado con ansia este momento.
Kuronuma y Kazehaya están cara a cara, el salón de clases existe iluminado por un cálido atardecer en el que la brisa veraniega arrastra una agradable musicalidad proveniente de la calle y a la vez del campo y del mar y que mueve las cortinas en un impetuoso baile que contrasta con la rigidez de ambos, de las butacas vacías. Los dos tratan de decir algo, pero se contienen al presentir que van a interrumpir al otro. Silencio e inacción de nuevo, se siente que las mejillas les arden...
De pronto, un horrendo pitido interviene en la escena; la pantalla parpadea en rojo. Alerta máxima: terremoto al norte del país. Un mapa sobrepuesto abajo a la derecha indica el epicentro. 8 segundos después, cuando el aviso desaparece y el sabor del tsunami y la central nuclear de fukushima se desvanecen de mi memoria, esos dos se están besando. Que feliz me he puesto ¡por fin se encontraron!
Vamos a dejarle la tempestad a la naturaleza, Japón y yo nos guardamos la calma.
Esto no va a quedar en una visualización online nada más, el archivo ya está en un cd titulado “Souvenir de un terremoto japonés“.
jueves, 31 de marzo de 2011
Creo que por fin he madurado un poco
El año pasado sufrí la depresión más terrible, más agonizante de toda mi vida. Nadie me ayudó, nadie me podía ayudar. Ya lo he mencionado en posts anteriores, mi consuelo y mi diversión estaban en imaginar un casual choque donde mi carro fuera comprimido por un tráiler de doble remolque. Sin miedo ni cargos de consciencia.
De algún modo salí, fue suerte, no creo poder repetir semejante hazaña nunca más. Pero aprendí algo útil: canalizar la tristeza en acciones, y las acciones en orgullo. Dicho orgullo no es para regodearse en él, no es del tipo presuntuoso o banal. Es más un orgullo digno, merecido. Los logros que obtengo siempre serán pequeños en comparación con los de otros, pero para mí están bien, porque en cada uno de ellos supero mi frágil carácter.
En dos meses más me voy a vivir a una ciudad que siempre me ha parecido horrible, y sin embargo, sé que llevo conmigo la belleza. Con algo de suerte, el amor y la felicidad también.
De algún modo salí, fue suerte, no creo poder repetir semejante hazaña nunca más. Pero aprendí algo útil: canalizar la tristeza en acciones, y las acciones en orgullo. Dicho orgullo no es para regodearse en él, no es del tipo presuntuoso o banal. Es más un orgullo digno, merecido. Los logros que obtengo siempre serán pequeños en comparación con los de otros, pero para mí están bien, porque en cada uno de ellos supero mi frágil carácter.
En dos meses más me voy a vivir a una ciudad que siempre me ha parecido horrible, y sin embargo, sé que llevo conmigo la belleza. Con algo de suerte, el amor y la felicidad también.
martes, 8 de marzo de 2011
El mejor hombre
Soy mujer, pero por eso soy buen hombre.
Porque se lo que se quiere de uno, lo que se necesita de verdad.
Y ustedes no-oh.
Porque se lo que se quiere de uno, lo que se necesita de verdad.
Y ustedes no-oh.
martes, 22 de febrero de 2011
Malentendido
1-Hola ¿cómo estás?
2-Bien, aunque me duele la cabeza.
1-Siempre te duele la cabeza.
2-¿En serio?
1-Sí, y nunca preguntas cómo estoy yo.
2-Lo siento. Aunque si todas estas veces que me has preguntado cómo estoy lo has hecho esperando que yo te devuelva la pregunta, entonces me parece pertinente cuestionarte si sabes por qué siempre me duele la cabeza.
1-Eh... no, no sé.
2-Ah, entonces es justo -en respuesta a tu queja- decir que yo siempre estoy esperando tu interés, más no tu educación al saludar. ¿Por qué si ya tantas veces has escuchado de mi dolor de cabeza ni siquiera te da tantita curiosidad saber cómo lo llevo, qué lo provoca? O así de fácil supones que son migrañas de mujer neurótica.
1-...
2-De todas formas perdóname por favor. Me salí por la tangente retórica. La verdad es que yo te quiero, y si no pregunto cómo estás, no quiere decir que no me importes. Es sólo que pensé que el cariño y el interés ya estaban implícitos en el hecho de sostener conversación; de buscarnos uno al otro hasta la encantadora coincidencia de sincronizar el tiempo y el espacio en el Universo.
2-Bien, aunque me duele la cabeza.
1-Siempre te duele la cabeza.
2-¿En serio?
1-Sí, y nunca preguntas cómo estoy yo.
2-Lo siento. Aunque si todas estas veces que me has preguntado cómo estoy lo has hecho esperando que yo te devuelva la pregunta, entonces me parece pertinente cuestionarte si sabes por qué siempre me duele la cabeza.
1-Eh... no, no sé.
2-Ah, entonces es justo -en respuesta a tu queja- decir que yo siempre estoy esperando tu interés, más no tu educación al saludar. ¿Por qué si ya tantas veces has escuchado de mi dolor de cabeza ni siquiera te da tantita curiosidad saber cómo lo llevo, qué lo provoca? O así de fácil supones que son migrañas de mujer neurótica.
1-...
2-De todas formas perdóname por favor. Me salí por la tangente retórica. La verdad es que yo te quiero, y si no pregunto cómo estás, no quiere decir que no me importes. Es sólo que pensé que el cariño y el interés ya estaban implícitos en el hecho de sostener conversación; de buscarnos uno al otro hasta la encantadora coincidencia de sincronizar el tiempo y el espacio en el Universo.
De alguna forma se es constante
Cotarello me hizo ver que las dos últimas entradas en este blog son una burla. Mientras en una hablo de iniciar con fuerza y buenas miras el año, tres días después, en la otra hablo de suicidio e infiernos personales. No caeré en la simpleza de justificar que la volubilidad es una condición de permanencia en mí, no. Pero me parece divertido, supongo que el placer está en lo inesperado, en la eterna, estúpida y genuina sorpresa a la que someto el total de mi vida: baste un mensaje no recibido para sumergirme en la soledad o que haya jugo de naranja en el desayuno como buen augurio laboral. Pero retomando el tema en cuestión, la constancia -la recuperación del equilibrio- se puede ver fácilmente que está aquí, en escribir. Viene al dar orden narrativo al caos de la experiencia; y lo comprobaré ahora mismo.
En su Introducción a la literatura fantástica, cuando Todorov habla de pan-determinismo dice que en todos los niveles existen relaciones entre todos los elementos del mundo:
Un día, se producen simultáneamente dos acontecimientos... mientras unos lo interpretan como una coincidencia en el tiempo, para otros será una causa. Citaré a continuación los mismos ejemplos (tomados de la obra de Nerval) de los que él se auxilia para clarificar la situación.
Aurelia acaba de morir, y el narrador, que lo ignora, piensa en un anillo que le había dado; como el anillo era demasiado grande, lo había hecho cortar:
“Sólo comprendí mi falta al oir el ruido de la sierra. Me pareció ver correr sangre...“.
¿Azar? ¿Coincidencia? No para el narrador de Aurelia.
El agua crecía en las calles vecinas; bajé corriendo por la calle Saint-Victor y, con la idea de detener lo que creía ser el diluvio universal, arrojé en el lugar más profundo el anillo que había comprado en Saint-Eustache. En el mismo momento la tormenta se calmó y un rayo de sol empezó a brillar.
Nerval es prudente, sólo explicita la coincidencia temporal, más no la causalidad; aunque la sugiere (¿o es el universo quien hace esto? no sé...)
La hora de nuestro nacimiento, el punto de la tierra en donde aparecimos, el primer gesto, el nombre del cuarto, todas esas consagraciones, esos ritos que nos imponen, todo eso establece una serie feliz o fatal de la cual depende todo el porvenir. (...) Con razón se dijo que nada en el universo es indiferente ni impotente; un átomo puede disolverlo todo, un átomo puede salvarlo todo. O bien, en una fórmula lacónica: Todo se corresponde.
Bien, se me achacará el intentar cuadrar mis pasiones desatadas a las explicaciones de un loco y en un contexto literario fantástico, pero para mí es lógico. El mensaje y la soledad, el jugo y el bonito día de trabajo son como el anillo que se arroja y detiene el diluvio. Talvez no sea una lógica universal, sino subjetiva y a merced de la fe (¿o acaso universal en su subjetividad?); aún así, si se comprende el esquema al cual se inscriben los acontecimientos de mi vida -en los que “todo se coresponde“ sutilmente pero sin falla- se aceptará hasta la diferenciación de niveles, las construcciones de las categorías del objeto y del espacio, de la causalidad y del tiempo. Escribir matiza casi con armonía causal mis torpes respuestas llenas de volubilidad. Escribir encaja todo (a mí y al mundo) en una redacción coherente que responde a la burla echa por Cotarello. Escribir me trae de nuevo aquí, a dar forma al pensamiento aunque parezca una broma. Eso sí, una broma redondita en todo aspecto, la entrada número 100 del mundo flotante.
En su Introducción a la literatura fantástica, cuando Todorov habla de pan-determinismo dice que en todos los niveles existen relaciones entre todos los elementos del mundo:
Un día, se producen simultáneamente dos acontecimientos... mientras unos lo interpretan como una coincidencia en el tiempo, para otros será una causa. Citaré a continuación los mismos ejemplos (tomados de la obra de Nerval) de los que él se auxilia para clarificar la situación.
Aurelia acaba de morir, y el narrador, que lo ignora, piensa en un anillo que le había dado; como el anillo era demasiado grande, lo había hecho cortar:
“Sólo comprendí mi falta al oir el ruido de la sierra. Me pareció ver correr sangre...“.
¿Azar? ¿Coincidencia? No para el narrador de Aurelia.
El agua crecía en las calles vecinas; bajé corriendo por la calle Saint-Victor y, con la idea de detener lo que creía ser el diluvio universal, arrojé en el lugar más profundo el anillo que había comprado en Saint-Eustache. En el mismo momento la tormenta se calmó y un rayo de sol empezó a brillar.
Nerval es prudente, sólo explicita la coincidencia temporal, más no la causalidad; aunque la sugiere (¿o es el universo quien hace esto? no sé...)
La hora de nuestro nacimiento, el punto de la tierra en donde aparecimos, el primer gesto, el nombre del cuarto, todas esas consagraciones, esos ritos que nos imponen, todo eso establece una serie feliz o fatal de la cual depende todo el porvenir. (...) Con razón se dijo que nada en el universo es indiferente ni impotente; un átomo puede disolverlo todo, un átomo puede salvarlo todo. O bien, en una fórmula lacónica: Todo se corresponde.
Bien, se me achacará el intentar cuadrar mis pasiones desatadas a las explicaciones de un loco y en un contexto literario fantástico, pero para mí es lógico. El mensaje y la soledad, el jugo y el bonito día de trabajo son como el anillo que se arroja y detiene el diluvio. Talvez no sea una lógica universal, sino subjetiva y a merced de la fe (¿o acaso universal en su subjetividad?); aún así, si se comprende el esquema al cual se inscriben los acontecimientos de mi vida -en los que “todo se coresponde“ sutilmente pero sin falla- se aceptará hasta la diferenciación de niveles, las construcciones de las categorías del objeto y del espacio, de la causalidad y del tiempo. Escribir matiza casi con armonía causal mis torpes respuestas llenas de volubilidad. Escribir encaja todo (a mí y al mundo) en una redacción coherente que responde a la burla echa por Cotarello. Escribir me trae de nuevo aquí, a dar forma al pensamiento aunque parezca una broma. Eso sí, una broma redondita en todo aspecto, la entrada número 100 del mundo flotante.
viernes, 7 de enero de 2011
Sobre las benevolencias del Internet
Tengo tantos pensamientos suicidas, y tanto dolor de no poder hablarlos, que cuando llego a la casa y me bajo del carro, le digo a este: “matiz, discúlpame, cada que me monto en ti, mientras te manejo, me la paso visualizando en donde podría estrellarte. Te has salvado porque si me he de morir pronto, por lo menos le debería de dejar un sueño adolescente realizado a mi sobrina, el cual, por supuesto eres tú. Una chica que tiene carro a los 14 o 15 años es una verdadera princesa consentida.“
Me parece de un tremendo mal gusto decirle a las personas que estoy deprimida, de todas formas no pueden ayudarme, y mi enfermedad es muy contagiosa. Creo que por eso he terminado haciendo el rídiculo que vivo en este preciso instante, escribir una entrada de blog. Hace un rato me la pasé llorando frente al muro de facebook, 300 amigos ahí no significan mucho. Tenía ganas de actualizar un estado que dijera “pensamientos suicidas, mi pan de cada día“, pero me detuve a pensar qué clase de comentarios podría acarrear esa acción. Supuse que algunas amistades me dirían “Noooo, cómo crees, anímate“; otros escribirían “claro, todo está de la mierda, pero no te ríndas... cuándo vamos por un café o una cerveza“; y por último, los pocos familiares me reprenderían “pues soy una jovencita guapa con toda la vida por delante“. Bajo esas expectativas ya no valía la pena hacerlo; en parte si me siento tan sola y tan triste es porque dudo que alguien pueda darme una solución. Entonces, decidí que no valía la pena hacerlo, pero la curiosidad (ok, ok, lo confieso, la necesidad, el grito silencioso de ayuda, esa pequeña señal antes de “la tragedia“) me seguía diciendo que lo escribiera. ¡Hey todos, escuchenme, esta es la intimidad pública, la anécdota de cómo una veinticuatroañera llora media hora frente al facebook y no porque acabe de ver una foto de su ex con su nueva novia! De hecho ya había tecleado mi lamentable estado, si no le di publicar fue porque me asaltó un último (no lo negaré, también rídiculo) pensamiento: que nadie escribiera, que solo le dieran me gusta y ya en señal de “apoyo“, o ni eso, como es viernes por la noche que pasara desapercibido, sin el mínimo interés. Ya se que mi vida social apesta, pero la confirmación de este hecho a través de un sitio en internet suena insoportable, todavía trato de cuidarme un poco las apariencias.
Pero vaya, ya me siento un poco más tranquila, reunir fuerzas para escribir esto me ha tomado tiempo y creo que me encuentro mejor. Lo grandioso de tener este blog es que siempre me ha parecido que es una ficción, un diario de ficción, tiene la magia de permitirme escribir una que otra particularidad de mi vida con exageración y retorcimiento; surte un efecto tan poderoso este trastocamiento de los hechos que es como una fuente de la eterna juventud, un pozo que se traga los fragmentos de mi vida con los que no puedo lidiar muy bien. Mi querido blog funciona como filtro entre mi vida real y la virtual, todo es muy claro así; de esto lo único que me preocupa es estar creando un infierno personal que ahora flota en la Red. Ojalá no agarre descuidado a nadie que teclee su dirección.
Enhorabuena, esta entrada ya me empieza a parecer ajena, algo que nunca pasó.
Me parece de un tremendo mal gusto decirle a las personas que estoy deprimida, de todas formas no pueden ayudarme, y mi enfermedad es muy contagiosa. Creo que por eso he terminado haciendo el rídiculo que vivo en este preciso instante, escribir una entrada de blog. Hace un rato me la pasé llorando frente al muro de facebook, 300 amigos ahí no significan mucho. Tenía ganas de actualizar un estado que dijera “pensamientos suicidas, mi pan de cada día“, pero me detuve a pensar qué clase de comentarios podría acarrear esa acción. Supuse que algunas amistades me dirían “Noooo, cómo crees, anímate“; otros escribirían “claro, todo está de la mierda, pero no te ríndas... cuándo vamos por un café o una cerveza“; y por último, los pocos familiares me reprenderían “pues soy una jovencita guapa con toda la vida por delante“. Bajo esas expectativas ya no valía la pena hacerlo; en parte si me siento tan sola y tan triste es porque dudo que alguien pueda darme una solución. Entonces, decidí que no valía la pena hacerlo, pero la curiosidad (ok, ok, lo confieso, la necesidad, el grito silencioso de ayuda, esa pequeña señal antes de “la tragedia“) me seguía diciendo que lo escribiera. ¡Hey todos, escuchenme, esta es la intimidad pública, la anécdota de cómo una veinticuatroañera llora media hora frente al facebook y no porque acabe de ver una foto de su ex con su nueva novia! De hecho ya había tecleado mi lamentable estado, si no le di publicar fue porque me asaltó un último (no lo negaré, también rídiculo) pensamiento: que nadie escribiera, que solo le dieran me gusta y ya en señal de “apoyo“, o ni eso, como es viernes por la noche que pasara desapercibido, sin el mínimo interés. Ya se que mi vida social apesta, pero la confirmación de este hecho a través de un sitio en internet suena insoportable, todavía trato de cuidarme un poco las apariencias.
Pero vaya, ya me siento un poco más tranquila, reunir fuerzas para escribir esto me ha tomado tiempo y creo que me encuentro mejor. Lo grandioso de tener este blog es que siempre me ha parecido que es una ficción, un diario de ficción, tiene la magia de permitirme escribir una que otra particularidad de mi vida con exageración y retorcimiento; surte un efecto tan poderoso este trastocamiento de los hechos que es como una fuente de la eterna juventud, un pozo que se traga los fragmentos de mi vida con los que no puedo lidiar muy bien. Mi querido blog funciona como filtro entre mi vida real y la virtual, todo es muy claro así; de esto lo único que me preocupa es estar creando un infierno personal que ahora flota en la Red. Ojalá no agarre descuidado a nadie que teclee su dirección.
Enhorabuena, esta entrada ya me empieza a parecer ajena, algo que nunca pasó.
martes, 4 de enero de 2011
Año nuevo
Me imprimí un calendario con la imagen de un gato de caricatura, todo gordo, todo sorprendido, tiene una carita de tonta duda y dolor porque su colita está metida en agua; no la saca, no hace nada, solo contempla a quien le mira -con las orejitas echadas atrás-. Bellísimo. Me gusta mucho, probablemente porque su torpe actitud me recuerda a mí (y ahora escribiendo sobre calendarios de gatos me recuerdo a una anciana, pero no importa). El punto es, que el dibujo es genial, atrapa la esencia de la caricatura que deseo dejar de ser: un gato flojo y pasivo, congelado en situaciones de risible queja. Quiero escribir, estudiar y que se me pongan duras las nalgas; objetivos que es fácil sistematizar en mi nuevo calendario porque la actitud ya la traigo, me la regalé desde el día primero. Además, en una mezcla de lecturas e hyperlinks, me apoya mi gurú personal, Yukio Mishima.
Ok, esto viene a cuenta porque tengo buenos deseos, para todos. Que este año, de verdad, sea feliz. Yo obtendré lo que quiero. A ustedes les dejo toda la suerte.
Ok, esto viene a cuenta porque tengo buenos deseos, para todos. Que este año, de verdad, sea feliz. Yo obtendré lo que quiero. A ustedes les dejo toda la suerte.
martes, 28 de diciembre de 2010
¿Qué será del año nuevo?
Si tu eres incapaz de lidiar con mi soberbia y yo no aguanto tus totalitarismos. Si el amor frustra mi más genuina manera de ser.
lunes, 13 de diciembre de 2010
Japón
Este país es predominantemente montañoso, desde la más remota antigüedad las montañas han sido parte integral de la vida de los seres humanos que lo han poblado. Es en las montañas donde han surgido y se han arraigado numerosas creencias religiosas y donde la gente se vincula con las deidades que ahí habitan...
domingo, 28 de noviembre de 2010
Y dices que no sabes quién soy
Pero yo de lo que me acuerdo es que me decías: “Bésame. Andale, voy a cerrar los ojos y hago como que duermo, no me muevo ni tantito; sólo voy a poner la boca flojita y tú me das de besos. Hazle como si me quisieras despertar“. Y ahí iba yo, obediente, a rozarte con la puntita de la lengua, a meterte el dedo humedo por un lado de la boca mientras te mordía los labios y me aseguraba -por la tensión de tu pecho- que nadie te había besado así jamás.
jueves, 18 de noviembre de 2010
Juzgaba con demasiada racionalidad fenómenos que ameritan un vuelco del corazón
De pasada, hace días escuché hablar del término tecnofobia. No le dí importancia, no busqué información extra porque me pareció claro en su literalidad: miedo a la tecnología. Deduje que seguramente era aplicable a ciertos casos de ortodoxia extrema en los que la gente se niegan a la tecnología por pensar que entorpece el contacto sensible entre humanos o, por renegar de la sustitución del trabajo manual por el maquinal. Muy socióloga, muy sabida del mundo moderno, vi a varios conocidos que se frustran ante el avance tecnológico y su imposibilidad de ponerse al corriente en sus aplicaciones y costos. La carrera del capitalismo en su fase tecnológica. Mis breves meditaciones fueron así, y se esfumaron con una risita burlona y un beso a mi mac y al ps3.
Pero hoy, hoy justo dimensiono una posibilidad más:
Son las 2 de la mañana, todo está apagado en la casa -me parece curioso decirlo así: “apagado“-, voy por un vaso de agua a la cocina. Conforme la distancia hacia el garrafón disminuye, lenta sobre mis cautelosos pasos en la oscuridad, escucho música. Juro que no sé decir de qué tipo, la memoria me falla y no logro reproducirla. Cada vez más clara, más audible y más imposible en el contexto, siento pánico pero no dejo de caminar hacia ella; sigo el movimiento. Descubro que lo que suena es un radio viejo que hay sobre la alacena. No se quién lo encendió, pero me relajo; alguien debió hacerlo. Aquí, el gran problema viene cuando aprieto el botón para apagarlo y no funciona inmediatamente. Casi me pongo a llorar, lo desconecté de un tirón y regresé corriendo a mi cama. Sin vaso de agua, cabe mencionar.
Ahora que lo escribo, también hay veces que hablo por teléfono y justo cuando digo alguna frase del futuro, algo que deseo o que quiero hacer, entra un golpe de estática fortísimo. Lo odio, sin darle mucho peso me he convencido que es la muerte escuchando mis conversaciones y poniendo un alto a mi verbalización de los años venideros. Incomoda, me hace colgar más pronto mis llamadas y ser cuidadosa de no contar mis planes. Vaya manía bizarra.
También está ese conocido saber (cinematográfico) de que las grabaciones de vídeo revelan espectros que el ojo humano no percibe... Es obvio, las imagenes de las webcam encendidas en las intimidades del mundo; los registros de los celulares; las cámaras de vigilancia que nunca parpadean; y por tanto, nada visible se escapa. Terrible. Porque cerrar los ojos es un privilegio del hombre.
Así es como “juzgaba con demasiada racionalidad fenómenos que ameritan un vuelco del corazón“. Pero ya no. No se en qué momento me volví tan miedosa por placer. Antes, en cuanto una sombra comenzaba a cobrar una forma espantosa me bloqueaba y hacía que se esfumara, o me escondía bajo las cobijas. Ahora no, me quedo mirando fijo hasta encontrarle ojos chorreantes y una pata de gallo. Y ya me atrevo a verme al espejo con las luces apagadas. Es un morbo descontrolado (porque sí me asusta), del que espero no vaya a caer rendida o loca muy pronto. Por mientras, jóvenes internautas, confieso padecer tecnofobia, pero ya expuse de qué tipo.
P.D. La era de las máquinas, su momento de reinar sobre el hombre, no, eso no me asusta. Creo en la transmigración de las almas a enormes computadores que extenderan nuestras posibilidades y análisis de la realidad.
Pero hoy, hoy justo dimensiono una posibilidad más:
Son las 2 de la mañana, todo está apagado en la casa -me parece curioso decirlo así: “apagado“-, voy por un vaso de agua a la cocina. Conforme la distancia hacia el garrafón disminuye, lenta sobre mis cautelosos pasos en la oscuridad, escucho música. Juro que no sé decir de qué tipo, la memoria me falla y no logro reproducirla. Cada vez más clara, más audible y más imposible en el contexto, siento pánico pero no dejo de caminar hacia ella; sigo el movimiento. Descubro que lo que suena es un radio viejo que hay sobre la alacena. No se quién lo encendió, pero me relajo; alguien debió hacerlo. Aquí, el gran problema viene cuando aprieto el botón para apagarlo y no funciona inmediatamente. Casi me pongo a llorar, lo desconecté de un tirón y regresé corriendo a mi cama. Sin vaso de agua, cabe mencionar.
Ahora que lo escribo, también hay veces que hablo por teléfono y justo cuando digo alguna frase del futuro, algo que deseo o que quiero hacer, entra un golpe de estática fortísimo. Lo odio, sin darle mucho peso me he convencido que es la muerte escuchando mis conversaciones y poniendo un alto a mi verbalización de los años venideros. Incomoda, me hace colgar más pronto mis llamadas y ser cuidadosa de no contar mis planes. Vaya manía bizarra.
También está ese conocido saber (cinematográfico) de que las grabaciones de vídeo revelan espectros que el ojo humano no percibe... Es obvio, las imagenes de las webcam encendidas en las intimidades del mundo; los registros de los celulares; las cámaras de vigilancia que nunca parpadean; y por tanto, nada visible se escapa. Terrible. Porque cerrar los ojos es un privilegio del hombre.
Así es como “juzgaba con demasiada racionalidad fenómenos que ameritan un vuelco del corazón“. Pero ya no. No se en qué momento me volví tan miedosa por placer. Antes, en cuanto una sombra comenzaba a cobrar una forma espantosa me bloqueaba y hacía que se esfumara, o me escondía bajo las cobijas. Ahora no, me quedo mirando fijo hasta encontrarle ojos chorreantes y una pata de gallo. Y ya me atrevo a verme al espejo con las luces apagadas. Es un morbo descontrolado (porque sí me asusta), del que espero no vaya a caer rendida o loca muy pronto. Por mientras, jóvenes internautas, confieso padecer tecnofobia, pero ya expuse de qué tipo.
P.D. La era de las máquinas, su momento de reinar sobre el hombre, no, eso no me asusta. Creo en la transmigración de las almas a enormes computadores que extenderan nuestras posibilidades y análisis de la realidad.
lunes, 8 de noviembre de 2010
Song without music (track 2)
Nothing matters to me
especially when I’m with you
because without the rest of the world
you’re perfect. Oh yeah.
Without the rest of the world
you´re perfect.
The analogies ruin everything,
also in metaphors inhabit demons.
And…
And…
And…
I hate your friends.
especially when I’m with you
because without the rest of the world
you’re perfect. Oh yeah.
Without the rest of the world
you´re perfect.
The analogies ruin everything,
also in metaphors inhabit demons.
And…
And…
And…
I hate your friends.
lunes, 25 de octubre de 2010
Bonus
Suena el teléfono celular. La voz de Graham me cuestiona:
-¿Viste $($$!$%&" de Buñuel?
-No.
Entonces Graham me leyó algo antes de dormir:
“…En el film Belle de jour de Buñuel, un voluminoso coreano, cliente del burdel de madame Anaïs, muestra a las damas el interior de una pequeña caja que suele utilizar para sus misteriosos propósitos. No vemos lo que hay en el interior, pero sí oímos un pequeño e indefinible ruido. Dos de las chicas retroceden horrorizadas. Séverine sonríe y se encierra en una habitación con el asiático y su cajita.
Más de mil veces, sin duda, en los veinte últimos años, se me ha preguntado qué hay en la caja. Nunca he sabido qué responder, pues, evidentemente, nunca nos lo planteamos. Cada uno puede introducir ahí su deseo más secreto, su perversión más inconfesable. Yo solía responder como podía, bromeando, y la gente me decía: hay una serpiente, hay un instrumento que es así y asá, etc. Todas las respuestas, como suele suceder, vulgarizaban la cuestión, que a mí me parecía tan compleja, sobre todo estando Asia de por medio, como una consigna zen.
Un día, un desconocido me llamó por teléfono y me preguntó, en un susurro, en qué época de mi vida había vivido yo en Laos. Nunca, le dije, no conozco ese país. ¿Y Luis Buñuel? Tampoco. ¿Está usted seguro? Completamente.
-Pero entonces -me preguntó el desconocido-, ¿cómo es posible que incluyeran en Belle de jour una vieja costumbre laosiana?
-¿Cuál?
-¡Pues la caja del cliente coreano!
Yo me sobresalté:
-¿Sabe usted lo que hay en esa caja?
-Pues claro.
-Dígamelo rápidamente.
Con gran amabilidad, el hombre me contó detalladamente que algunas de las más refinadas damas laosianas solían coger un enorme coleóptero, atarlo a una diminuta cadenilla de oro y luego ponérselo en el clítoris durante el coito. El movimiento de las patas del insecto aportaba así un placer suplementario e indescriptible. Se trataba de una costumbre probablemente ya en desuso, añadió el desconocido, sobre todo a causa de los desastres políticos y militares que ha sufrido Oriente, y por eso se sorprendió tanto cuando volvió a verla en una película francesa.
Le di las gracias y colgué.
Durante algunos días, la historia me divirtió tanto que se la conté a todo el mundo. Pero pronto me di cuenta de que había convertido una gran avenida en una calle sin salida. Esta coincidencia -suponiendo- que la historia sea cierta- no aportaba nada al filme y mermaba su capacidad de sugerencia. Siempre es mejor la indefinición que la precisión o lo documentado (aunque sea exótico). A Buñuel le encantaba deslizar en sus películas falsas informaciones, como para perturbar por un instante la geografía y la historia mediante una sutil labor de zapa: la verdadera realidad le perseguía como una pesadilla.”
-¿Viste $($$!$%&" de Buñuel?
-No.
Entonces Graham me leyó algo antes de dormir:
“…En el film Belle de jour de Buñuel, un voluminoso coreano, cliente del burdel de madame Anaïs, muestra a las damas el interior de una pequeña caja que suele utilizar para sus misteriosos propósitos. No vemos lo que hay en el interior, pero sí oímos un pequeño e indefinible ruido. Dos de las chicas retroceden horrorizadas. Séverine sonríe y se encierra en una habitación con el asiático y su cajita.
Más de mil veces, sin duda, en los veinte últimos años, se me ha preguntado qué hay en la caja. Nunca he sabido qué responder, pues, evidentemente, nunca nos lo planteamos. Cada uno puede introducir ahí su deseo más secreto, su perversión más inconfesable. Yo solía responder como podía, bromeando, y la gente me decía: hay una serpiente, hay un instrumento que es así y asá, etc. Todas las respuestas, como suele suceder, vulgarizaban la cuestión, que a mí me parecía tan compleja, sobre todo estando Asia de por medio, como una consigna zen.
Un día, un desconocido me llamó por teléfono y me preguntó, en un susurro, en qué época de mi vida había vivido yo en Laos. Nunca, le dije, no conozco ese país. ¿Y Luis Buñuel? Tampoco. ¿Está usted seguro? Completamente.
-Pero entonces -me preguntó el desconocido-, ¿cómo es posible que incluyeran en Belle de jour una vieja costumbre laosiana?
-¿Cuál?
-¡Pues la caja del cliente coreano!
Yo me sobresalté:
-¿Sabe usted lo que hay en esa caja?
-Pues claro.
-Dígamelo rápidamente.
Con gran amabilidad, el hombre me contó detalladamente que algunas de las más refinadas damas laosianas solían coger un enorme coleóptero, atarlo a una diminuta cadenilla de oro y luego ponérselo en el clítoris durante el coito. El movimiento de las patas del insecto aportaba así un placer suplementario e indescriptible. Se trataba de una costumbre probablemente ya en desuso, añadió el desconocido, sobre todo a causa de los desastres políticos y militares que ha sufrido Oriente, y por eso se sorprendió tanto cuando volvió a verla en una película francesa.
Le di las gracias y colgué.
Durante algunos días, la historia me divirtió tanto que se la conté a todo el mundo. Pero pronto me di cuenta de que había convertido una gran avenida en una calle sin salida. Esta coincidencia -suponiendo- que la historia sea cierta- no aportaba nada al filme y mermaba su capacidad de sugerencia. Siempre es mejor la indefinición que la precisión o lo documentado (aunque sea exótico). A Buñuel le encantaba deslizar en sus películas falsas informaciones, como para perturbar por un instante la geografía y la historia mediante una sutil labor de zapa: la verdadera realidad le perseguía como una pesadilla.”
De cuando a los 18 años tuve un amigo imaginario llamado Graham (parte V)
Estábamos en casa del biólogo haciendo absolutamente nada. Por debajo de la puerta nos llego el destino; publicidad de un nuevo lugar donde solo se servía una gran variedad de té.
-¿Vamos?
-…
-Vamos. Creo que un lugar en donde solo sirven té suena bastante civilizado.
-…
En los restos del té que bebí, Mane trataba de interpretar mi futuro. La mesera se acercó y con lenta suavidad le retiró la taza vacía, ese gesto nos permitió verle claramente la palma de la mano. No sabemos nada de quiromancia, pero a los dos nos asustó. Nunca había visto algo así, las líneas de sus manos eran tantas y estaban enredadas, tenían surcos, terminaciones inhumanas.
-Esa mujer solo vive por cortesía.
-Qué civilizado.
-¿Vamos?
-…
-Vamos. Creo que un lugar en donde solo sirven té suena bastante civilizado.
-…
En los restos del té que bebí, Mane trataba de interpretar mi futuro. La mesera se acercó y con lenta suavidad le retiró la taza vacía, ese gesto nos permitió verle claramente la palma de la mano. No sabemos nada de quiromancia, pero a los dos nos asustó. Nunca había visto algo así, las líneas de sus manos eran tantas y estaban enredadas, tenían surcos, terminaciones inhumanas.
-Esa mujer solo vive por cortesía.
-Qué civilizado.
De cuando a los 18 años tuve un amigo imaginario llamado Graham (parte IV)
La vida puede ser muy corta, pero una película de tres horas parece una eternidad. Así que mejor hablemos de lo que paso al salir del cine.
Graham dijo que me llevaría con el biólogo. No me resistí, los biólogos me caen bien. Era una casa pequeña iluminada por lámparas rojas. En el piso estaban dos humanos dibujando, uno pequeño y uno largo, Mane y Leonardo, como sus nombres. Leonardo me extendió uno de los plumones a manera de invitación a dibujar y me preguntó:
-¿Eres la sombra platónica de Graham?
-¿Qué es una sombra platónica?
-Es llevar una amistad asexuada con un miembro del sexo opuesto.
-Sí, si lo soy.
Leonardo dibujó plantas. Tal vez eran otras cosas pero todo tenía una curva… biológica. Yo hice un barco fenicio. Graham; quien sabe qué hizo Graham.
Graham dijo que me llevaría con el biólogo. No me resistí, los biólogos me caen bien. Era una casa pequeña iluminada por lámparas rojas. En el piso estaban dos humanos dibujando, uno pequeño y uno largo, Mane y Leonardo, como sus nombres. Leonardo me extendió uno de los plumones a manera de invitación a dibujar y me preguntó:
-¿Eres la sombra platónica de Graham?
-¿Qué es una sombra platónica?
-Es llevar una amistad asexuada con un miembro del sexo opuesto.
-Sí, si lo soy.
Leonardo dibujó plantas. Tal vez eran otras cosas pero todo tenía una curva… biológica. Yo hice un barco fenicio. Graham; quien sabe qué hizo Graham.
De cuando a los 18 años tuve un amigo imaginario llamado Graham (parte III)
Saltamos la reja que rodeaba la torre de agua, fue fácil.-. Difícil fue subir la escalera completamente vertical. Arriba nos dio la madrugada de hablar y hablar (desierto, extraterrestres, vagabundos, lluvia ácida, papas fritas, drogas, cosas viejas, diseño, teatro, amistad).
-Demasiada agua ¿no?
-Si, necesito ir al baño.
-Igual yo, pero que güeva bajar…
-Estamos a unos 15 metros de altura ¿crees que el chorro haga contacto antes de terminar?
Este día lo bautizamos: Dorado cordón umbilical.
-Demasiada agua ¿no?
-Si, necesito ir al baño.
-Igual yo, pero que güeva bajar…
-Estamos a unos 15 metros de altura ¿crees que el chorro haga contacto antes de terminar?
Este día lo bautizamos: Dorado cordón umbilical.
De cuando a los 18 años tuve un amigo imaginario llamado Graham (parte II)
Es un jueves cualquiera, pero yo lo veo bien feliz. Ayer Graham vino por mí y salimos a caminar. Después de un largo silencio me pregunto:
-¿Has visto coger a tus padres?- Asentí. -¿A poco no es lo más horrible que te ha pasado?
-Estaba en la secundaria; no les hable por semanas.
Reímos durante todo el atardecer.
-¿Has visto coger a tus padres?- Asentí. -¿A poco no es lo más horrible que te ha pasado?
-Estaba en la secundaria; no les hable por semanas.
Reímos durante todo el atardecer.
De cuando a los 18 años tuve un amigo imaginario llamado Graham (parte I)
Graham y yo coincidimos en que los días nublados nos recuerdan nuestra infancia. No es porque hallamos vivido en un clima así, ni porque seamos melancólicos. Gustamos que se nos pegue el polvo, la cortinilla de lluvia fina que no se ve pero moja. El gris del cielo nublado, es el gris de la memoria.
Los mismos árboles, el mismo sol, las mismas personas y las carreteras son iguales, pero si hay viento, este ventila la existencia.
Los mismos árboles, el mismo sol, las mismas personas y las carreteras son iguales, pero si hay viento, este ventila la existencia.
martes, 31 de agosto de 2010
Song without music
It makes no sense, go for a coffee and wait for a chance
when I can always create something special.
Fall in love with me is easy
I know the words...
But love leaves me because it became independent,
and women betray me when they discover
that I like writing stories
I am a dreamer
Are you a dreamer?
Will you marry me?
Oh oh oh
Fall in love with me is easy
I know the words...
when I can always create something special.
Fall in love with me is easy
I know the words...
But love leaves me because it became independent,
and women betray me when they discover
that I like writing stories
I am a dreamer
Are you a dreamer?
Will you marry me?
Oh oh oh
Fall in love with me is easy
I know the words...
domingo, 22 de agosto de 2010
Los vegetarianos
1.
Un cerdo viejo, de piel curtida en suciedad, yace muerto al sol mientras las moscas se introducen trabajosamente en su hocico coagulado. Lo han machacado a palos.
También le rompen el pescuezo a un ave enferma. La apilan junto al montón a pesar de su hueco bucal lleno de pústulas y granos amoratados. Estaba enferma, hace meses le cortaron el pico y la herida se infectó; probablemente fueron las tijeras oxidadas con las que le hicieron la brutal cirujía.
Mientras tanto, las personas dicen: ¡Buen provecho! ¡Qué rico!
2.
La carne se pudre, la muerte contamina. A todos nos es desagradable el olor de un perro atropellado, a los más sensibles incluso hará volver el estómago. Pues bien, las carnicerías y los puestos de tacos huelen igual, solo que estos últimos ocultan su pútrido aroma tras el fuego. Además, si se es carnívoro no se nota, pues se respira y se desea como tal.
Luego, las personas preguntan: ¿por qué eres vegetariano? ¿no se te antojan unas hamburguesas de vez en cuando?
Y la respuesta a sus preguntas no rádica en lo primero que les viene a la mente: ¡Estúpido protector de los derechos animales, tú te lo pierdes! No, por supuesto que a los vegetarianos les preocupa el maltrato y el abuso de la cría desmedida, de los horrores de la granja; pero la verdad es que tampoco les sabe bien a sí mismos disfrutar de un corte argentino bañado en bilis y dolor de ternera. Sus cuerpos no son un cementerio de animales malditos, sus cuerpos no son un procesador a manera de tumba.
Entienden lo desagradable en que tu saliva apeste a mariscos descompuestos y pescado salado en cañerías mientras besas cariñosamente a tu pareja.
3.
Si de mínimo hubiera cazadores consumiendo honorablemente carne fresca, pero no, solo hay gordos atascándose la muerte enlatada hace meses.
Un cerdo viejo, de piel curtida en suciedad, yace muerto al sol mientras las moscas se introducen trabajosamente en su hocico coagulado. Lo han machacado a palos.
También le rompen el pescuezo a un ave enferma. La apilan junto al montón a pesar de su hueco bucal lleno de pústulas y granos amoratados. Estaba enferma, hace meses le cortaron el pico y la herida se infectó; probablemente fueron las tijeras oxidadas con las que le hicieron la brutal cirujía.
Mientras tanto, las personas dicen: ¡Buen provecho! ¡Qué rico!
2.
La carne se pudre, la muerte contamina. A todos nos es desagradable el olor de un perro atropellado, a los más sensibles incluso hará volver el estómago. Pues bien, las carnicerías y los puestos de tacos huelen igual, solo que estos últimos ocultan su pútrido aroma tras el fuego. Además, si se es carnívoro no se nota, pues se respira y se desea como tal.
Luego, las personas preguntan: ¿por qué eres vegetariano? ¿no se te antojan unas hamburguesas de vez en cuando?
Y la respuesta a sus preguntas no rádica en lo primero que les viene a la mente: ¡Estúpido protector de los derechos animales, tú te lo pierdes! No, por supuesto que a los vegetarianos les preocupa el maltrato y el abuso de la cría desmedida, de los horrores de la granja; pero la verdad es que tampoco les sabe bien a sí mismos disfrutar de un corte argentino bañado en bilis y dolor de ternera. Sus cuerpos no son un cementerio de animales malditos, sus cuerpos no son un procesador a manera de tumba.
Entienden lo desagradable en que tu saliva apeste a mariscos descompuestos y pescado salado en cañerías mientras besas cariñosamente a tu pareja.
3.
Si de mínimo hubiera cazadores consumiendo honorablemente carne fresca, pero no, solo hay gordos atascándose la muerte enlatada hace meses.
martes, 17 de agosto de 2010
Clavdivs
Me acabo de meter al messenger y no estabas. Estoy sola y luego luego le corrí a platicar contigo. Pero no te encontré.
Entonces me quede pensando:
Que cuando quieras podemos chatear o usar skype (si es que todavía quieres...) pero lo mejor que nos podría pasar, lo que más se me antoja ahora, es mantener correspondencia. De verdad que si prefieres el chat lo intentamos, pero mandar cartas es algo que a pesar de las facilidades del correo electrónico en nuestros tiempos ya no sucede. Y sería genial platicarnos cosas con humor, respondernos cuando tengamos ganas de escribir y no frente a los punzantes ruidos del messenger y la inmediatez de un diálogo prefabricado y lleno de faltas de ortografía que no deja sentir más que volubilidad. Soy una ñoña, una ñoña intensa, pero el messenger siempre me ha hecho enojar o caer en malentendidos... Aquí estoy.
Entonces me quede pensando:
Que cuando quieras podemos chatear o usar skype (si es que todavía quieres...) pero lo mejor que nos podría pasar, lo que más se me antoja ahora, es mantener correspondencia. De verdad que si prefieres el chat lo intentamos, pero mandar cartas es algo que a pesar de las facilidades del correo electrónico en nuestros tiempos ya no sucede. Y sería genial platicarnos cosas con humor, respondernos cuando tengamos ganas de escribir y no frente a los punzantes ruidos del messenger y la inmediatez de un diálogo prefabricado y lleno de faltas de ortografía que no deja sentir más que volubilidad. Soy una ñoña, una ñoña intensa, pero el messenger siempre me ha hecho enojar o caer en malentendidos... Aquí estoy.
domingo, 8 de agosto de 2010
El mundo flotante
Hasta hace unas horas para mí las artes marciales eran un juego. Una coreografía cinematográfica inútil en peleas callejeras de cuchillo y deshonor. Claro que te pueden hacer más fuerte, letal si quieres pero nada más asombroso que -por decir algo- un acróbata del Cirque Du Soleil. En resúmen, pensaba que todo era como en “El tigre y el Dragón“: una proyección espiritual de la pelea; la visualización de la disciplina corporal del Guerrero aunada a sus profundas meditaciones y comprensión del mundo, lo cual les permite volar. O sea, más una exageración ficticia del potencial humano que algo verdaderamente posible. Pero eso fue hace unas horas, aunque suene casi rídiculo ahora entiendo el por qué de la gran fama del dragón Bruce Lee. Ahora sé de los estilos de pelea del Kung Fu. Hoy un maestro shaolin me ha atenazado bajo la forma de la mantis dejándome saber que no tengo ningún control, que estoy absolutamente indefensa cada que él así lo quiera.
Entonces, de nuevo el mundo flota.
No me fio del ignorante encasillamiento en que mi falta de fe en las artes marciales me tenía atrapada. Me convierte en un solterón mediocre que no ha besado ni a su eterna vecina porque él cree merecer una Jennifer Connelly. O en el compañero de clases que fastidia mientras siente “caer bien“. En una variante de las inacabables formas de inadaptación social o de un subjetivismo mal llevado.
Así que es como tener un jardín de cara al desierto. El paisaje se distorsiona entre sombras y arena infinita. Otras veces el sol hace vibrar el aire y las montañas ondulan desfiguradas por el calor que las envuelve. Socialmente estamos entrenados para aprender las convenciones más detalladas, lo que es normal y lo que no, pero ¿y si mi medidor interno no está bien ajustado y mi memoria me es infiel?
No me queda más que ser mi propia medida de todos los hombres.
Entonces, de nuevo el mundo flota.
No me fio del ignorante encasillamiento en que mi falta de fe en las artes marciales me tenía atrapada. Me convierte en un solterón mediocre que no ha besado ni a su eterna vecina porque él cree merecer una Jennifer Connelly. O en el compañero de clases que fastidia mientras siente “caer bien“. En una variante de las inacabables formas de inadaptación social o de un subjetivismo mal llevado.
Así que es como tener un jardín de cara al desierto. El paisaje se distorsiona entre sombras y arena infinita. Otras veces el sol hace vibrar el aire y las montañas ondulan desfiguradas por el calor que las envuelve. Socialmente estamos entrenados para aprender las convenciones más detalladas, lo que es normal y lo que no, pero ¿y si mi medidor interno no está bien ajustado y mi memoria me es infiel?
No me queda más que ser mi propia medida de todos los hombres.
martes, 3 de agosto de 2010
Alguien se me metió al cuerpo
Me dí cuenta hoy que vine a publicar y releí en los últimos dos posts la palabra sexy.
martes, 27 de julio de 2010
Piratas
Paradójicamente, la nueva imagen de hotmail me antojó leer mails de hace años. Me sorprendió -en la puntualidad de la fecha- la creatividad con la que enamoraba un febrero del 2003 y la crueldad con que la relación se finaliza en diciembre del mismo año... y así a la fecha de este post. Los correos de los primeros meses de mis relaciones siempre son maravillosos. Los titulo con frases extrañas como “cortar mis dedos y volver de mi mano un fantasma que revuelva tus pensamientos“, “calculadora“, “la brisa que alza mi falda“, “dos ciegas y una moneda“. Uso un tono que se lee gracioso, cada que puedo bromeo y digo palabrotas. Cuento anécdotas de Prometeo, la viuda Ching, Funes el memorioso, reenvío tareas de Shakespeare y otros clásicos, anexo ensayos de escritores americanos, mezclo teoría del arte con caricias y sonrisas, escribo cuentos en los que participamos ambos, pego fotos haciendo bizcos y siempre me despido con amor y con prisa por dormir. A veces, quién sabe cómo hasta soy sexy. No falla tampoco, a todos y a todas apodar con algo más lindo que su nombre...
Lo interesante es que recibí en respuesta promesas de amor eterno, propuestas de matrimonio, viajes, vivir juntos y ser madre de sus hijos o de sus mascotas (según sea el caso o el sexo pues); pero cuando las cosas terminaron, todos me escribieron lo mismo:
Eres una EGOÍSTA.
Lo interesante es que recibí en respuesta promesas de amor eterno, propuestas de matrimonio, viajes, vivir juntos y ser madre de sus hijos o de sus mascotas (según sea el caso o el sexo pues); pero cuando las cosas terminaron, todos me escribieron lo mismo:
Eres una EGOÍSTA.
domingo, 18 de julio de 2010
Francisco, Bruno, la Tetona y yo ó El café de los marginados
Estaba atenta. Porque el tío de la mesa a mi derecha leía con ganas, y no cualquier cosa, leía con ganas a Yourcenar. Aparentaba no dormir muy bien y andar el día en ayunas, un poco desgarbado. Sobre la mesa tenía una cajetilla de camel, café con crema y uno de esos panquecitos de moras que me fascinan. Baste decir que además tomaba notas en un cuaderno empastado. Era sexy.
Cada que cambiaba la página de su edición vintage traducción de Julio Cortázar yo buscaba un cruce de miradas, pero cuando este por fin se dio, su brevedad se vio acortada aún más por la voz inoportuna de la Tetona:
-Francisco qué milagro, cómo has estado. Tienes el cabello más largo, dónde te habías metido.
Él no cayó tan pronto en el diálogo como ella hubiera querido así que lo acometió una vez más.
-Mira, te presento a Bruno, también es escritor.- Y como si ese hecho fuera un reconocimiento universal de género o de raza, que sé yo, ella se dio la media vuelta en dirección al baño dejando a esos dos cara a cara, exhibidos como fenómenos con su sonrisa incómoda en el rostro.
Embobada con la escena me tomaron por sorpresa cuando los dos voltearon a verme pidiendo auxilio. Solo atiné a decir con ironía:
-Yo también soy escritora.
La carcajada fue unísona, no podíamos parar, cuando uno comenzaba a tranquilizarse la risa del otro resoplaba más fuerte y todos volvíamos a reír en coro. Nuestros ojillos llorosos exponían translúcidos la incomprensión, la falsa modestia, el ridículo; las frases acumuladas que tantas veces hemos escuchado y que se resumen en la siguiente: “¿a ti que te gusta leer tanto no conoces a un autor -creo es gringo- que escribió la historia de un adicto a la cocaína y que después se hizo película?“...
Volvió la Tetona y nosotros seguíamos incontrolables, pues sí hay que decirlo, en el reconocimiento de lo que las personas le hacen a “los escritores“.
Nos largamos inmediatamente de ahí, era urgente que Francisco, Bruno, la Tetona y yo brindáramos unos whiskys caminando a media calle bajo la luz pálida del centro de la ciudad.
Cada que cambiaba la página de su edición vintage traducción de Julio Cortázar yo buscaba un cruce de miradas, pero cuando este por fin se dio, su brevedad se vio acortada aún más por la voz inoportuna de la Tetona:
-Francisco qué milagro, cómo has estado. Tienes el cabello más largo, dónde te habías metido.
Él no cayó tan pronto en el diálogo como ella hubiera querido así que lo acometió una vez más.
-Mira, te presento a Bruno, también es escritor.- Y como si ese hecho fuera un reconocimiento universal de género o de raza, que sé yo, ella se dio la media vuelta en dirección al baño dejando a esos dos cara a cara, exhibidos como fenómenos con su sonrisa incómoda en el rostro.
Embobada con la escena me tomaron por sorpresa cuando los dos voltearon a verme pidiendo auxilio. Solo atiné a decir con ironía:
-Yo también soy escritora.
La carcajada fue unísona, no podíamos parar, cuando uno comenzaba a tranquilizarse la risa del otro resoplaba más fuerte y todos volvíamos a reír en coro. Nuestros ojillos llorosos exponían translúcidos la incomprensión, la falsa modestia, el ridículo; las frases acumuladas que tantas veces hemos escuchado y que se resumen en la siguiente: “¿a ti que te gusta leer tanto no conoces a un autor -creo es gringo- que escribió la historia de un adicto a la cocaína y que después se hizo película?“...
Volvió la Tetona y nosotros seguíamos incontrolables, pues sí hay que decirlo, en el reconocimiento de lo que las personas le hacen a “los escritores“.
Nos largamos inmediatamente de ahí, era urgente que Francisco, Bruno, la Tetona y yo brindáramos unos whiskys caminando a media calle bajo la luz pálida del centro de la ciudad.
Mis(s) Respetos
Le eché una mirada que principalmente quería decir “por favor, eres vieja, no des opiniones donde no te las piden, además no tienes ni idea de lo que estoy hablando“, y la muy bruja como si leyera la mente me dijo:
-Seguramente yo he dormido más de lo que tu has vivido.
-Seguramente yo he dormido más de lo que tu has vivido.
martes, 13 de julio de 2010
La continuidad del enojo
E. y M. discutieron una tarde de agosto. Es innecesario narrar sus motivos; si hay humanos hay enfados: infidelidad, traición, envidia, engaño, préstamos, trabajo, incomprensión... razones sobran. Por un lado E. se comportó bajo la usanza del orgullo, creyó merecer disculpas por parte de M. así que no le llamó ni intentó ningún tipo de reconciliación. A su vez, M. desvalorizó por completo a E., dio por hecho que si su caracter era tan violento y explosivo poco le valia tener cerca a alguien de su tipo. Tanto E. como M. analizaron la situación en la amargura y optaron por el desprecio, no sé, creo que también les dio un poco de flojera. No es lo mismo pelearse con compañeros de la escuela y a fuerza de verlos diario optar por la amistad, a ser un adulto apático, frustrado por la incongruencia de la vida, cansado y ocupado como para estar consecuentando personas que estorban.
Así las cosas, aunque se querían nunca se volvieron a hablar ni mantuvieron contacto. Como todos hemos hecho alguna vez... con alguien. Pasaron los años y M. enfermó, E. tuvo un hijo, M. se mudó al D.F., E. vivió un tiempo en Barcelona, M. consiguió una beca por tres años a Japón, la hermana de E. se suicidó, M. se doctoró, E. asistió orgullosamente a la graduación de su hijo, M. por fin se casó, E. volvió a México y sufrió una depresión horrible, M. tuvo un accidente automovilístico y perdió a su pareja, E. consiguió un empleo en Canadá, M. aún no se recuperaba de sus tragedias, E. fue feliz mirando la belleza de los atardeceres canadienses, M. publicó un estudio sobre evolución y tecnología, E. envejeció, M. se perdió. E. y M. murieron lejos uno del otro.
La historia de E. y M. en realidad no es trágica (es la historia de cualquiera), o es que solo lo parece en perspectiva, cuando reflexionamos sobre la miseria y la soledad que repunta en la muerte la continuidad del enojo.
¿De verdad nuestras diferencias deben pesar más que los eventos de nuestras vidas? ¿Solo nos olvidamos y ya? Parece que la respuesta es Si.
Pinche todo.
Así las cosas, aunque se querían nunca se volvieron a hablar ni mantuvieron contacto. Como todos hemos hecho alguna vez... con alguien. Pasaron los años y M. enfermó, E. tuvo un hijo, M. se mudó al D.F., E. vivió un tiempo en Barcelona, M. consiguió una beca por tres años a Japón, la hermana de E. se suicidó, M. se doctoró, E. asistió orgullosamente a la graduación de su hijo, M. por fin se casó, E. volvió a México y sufrió una depresión horrible, M. tuvo un accidente automovilístico y perdió a su pareja, E. consiguió un empleo en Canadá, M. aún no se recuperaba de sus tragedias, E. fue feliz mirando la belleza de los atardeceres canadienses, M. publicó un estudio sobre evolución y tecnología, E. envejeció, M. se perdió. E. y M. murieron lejos uno del otro.
La historia de E. y M. en realidad no es trágica (es la historia de cualquiera), o es que solo lo parece en perspectiva, cuando reflexionamos sobre la miseria y la soledad que repunta en la muerte la continuidad del enojo.
¿De verdad nuestras diferencias deben pesar más que los eventos de nuestras vidas? ¿Solo nos olvidamos y ya? Parece que la respuesta es Si.
Pinche todo.
lunes, 21 de junio de 2010
Estamos agradecidos
Sin valor para contarlo, hasta hoy confieso que hace días casi nos matamos. En una de tantas carreteras nocturnas a Hidalgo -entre bromas y platica de auto- ha aparecido sin aviso ni más, un caballo. Frente a nosotros y los 80 km/h el animal tomó la forma clara de un accidente espantoso; 2 segundos puros de terror...
Pero estamos agradecidos, que al contacto con la bestia esta se ha esfumado. La atravesamos con la suavidad de una ligera cortinilla de agua. Y no hay mejor símil, ya que nos ha empapado a todos en sudor y lágrimas hasta media hora después llegados a una gasolinera, pero en el cofre del carro ni rastro.
Estamos agradecidos de su condición fantasmagórica que nos ha permitido seguir.
Pero estamos agradecidos, que al contacto con la bestia esta se ha esfumado. La atravesamos con la suavidad de una ligera cortinilla de agua. Y no hay mejor símil, ya que nos ha empapado a todos en sudor y lágrimas hasta media hora después llegados a una gasolinera, pero en el cofre del carro ni rastro.
Estamos agradecidos de su condición fantasmagórica que nos ha permitido seguir.
domingo, 13 de junio de 2010
Tras el biombo
Y de pronto todo me parece hermoso.
Porque lo terrible, lo que me horroriza, eso no. Eso se construye, se va haciendo poco a poco así como cae la noche.
Porque lo terrible, lo que me horroriza, eso no. Eso se construye, se va haciendo poco a poco así como cae la noche.
viernes, 28 de mayo de 2010
Yo quiero ser astronauta
Cuando iba al mercado con mi mamá me escapaba a las verduras, a los champiñones más bien. Los rompía en cachitos. También me gustaba doblar cucharas. En la iglesía clavaba mis uñitas en las bancas, no escribía mi nombre porque creo que aun no sabía ni cómo. Mordía la puerta de cedro de la sala (ya sé, ya sé, niña rata). Picaba con el tenedor todo mantel acolchonado en el que me sirvieran de comer. Espantaba al cotorro de mi abuela.
Nadie nunca me regañó.
Por otro lado hacia mi tarea solita, viendo caricaturas claro pero sin molestar. Tendía mi cama y la de mis hermanas. Era buena con mis gatos y cuidaba el agua. Me gustaba cantar y tenía plantitas. De hecho había un tomate que adoraba porque crecía rápido y diario le veía hojitas nuevas.
Quería ser astronauta en ese entonces. Y todo marchaba bien porque era buena, o por lo menos nadie me decía lo contrario. Mi moral era dulce de cereza y estaba segura de que con eso bastaba. Debieron advertirme que así no funciona el mundo.
Creo que alguien se ha estado aprovechando de mí.
Nadie nunca me regañó.
Por otro lado hacia mi tarea solita, viendo caricaturas claro pero sin molestar. Tendía mi cama y la de mis hermanas. Era buena con mis gatos y cuidaba el agua. Me gustaba cantar y tenía plantitas. De hecho había un tomate que adoraba porque crecía rápido y diario le veía hojitas nuevas.
Quería ser astronauta en ese entonces. Y todo marchaba bien porque era buena, o por lo menos nadie me decía lo contrario. Mi moral era dulce de cereza y estaba segura de que con eso bastaba. Debieron advertirme que así no funciona el mundo.
Creo que alguien se ha estado aprovechando de mí.
sábado, 22 de mayo de 2010
Maurice Blanchot
Todo ha de borrarse, todo se borrará. Escribir tiene lugar y tiene su lugar de acuerdo con la exigencia infinita del borrarse.
lunes, 10 de mayo de 2010
martes, 27 de abril de 2010
Oscar Wilde
De las personas calladas uno puede decir lo que le venga en gana. No reclaman, no recuerdan, no piensan.
lunes, 26 de abril de 2010
Diario de sueños, 26 de abril 15:40 hrs. EL AMA DE LLAVES
En un elegante vestíbulo, acogidos por su chimenea y su bar, incluso por la alfombra acolchada, nos encontrábamos una centena de desconocidos. El momento transcurría con la normalidad aburrida de las multitudes pretensiosas. Supongo que yo estaba sentada en uno de los rincones de la enorme habitación porque con una perspectiva de 90 grados me bastaba para conocer cualquier detalle de aquella realidad.
Mirando estaba, cuando noté en la bolsita de mi falda una pesada cantidad de llaves. Me levanté sorprendida y ellas tintinearon dando aviso. Inmediatamente alguien apuntó: ¡Ella es el ama de llaves!
Las mujeres querían ir al tocador, a la galería, conocer el spa, tomarse una copa e ir por un café, pero ya no sentadas en bancos giratorios por favor. Los hombres deseaban hacer negocios, fumar un puro, descansar del camino, revisar su equipaje. Por igual los más viejos y los más gordos deseaban ir al restaurante. Incluso había peticiones muy específicas. Una pareja notoriamente lujuriosa me rogaba por la 204; un joven pálido y nervioso exigía su inhalador para el asma...
Humanos agobiantes, brazos y piernas de una claustrofóbica pared de exigencias que no podía soportar. Me apuraban, gritaban, exigían, pedían ser atendidos primero y yo no sabía por cuál empezar ni qué puerta abrir. Fue una casualidad que al meter mi mano a la bolsita de la falda la primer llave en salir fuera la del jardín. Una respuesta al azar que convirtió la elegancia en empujones y a la multitud en perros. Sin excepción, todos corrieron afuera, saciaron su sed en las fuentes, refrescaron sus necesidades en los arbustos, jugaron, se dispersaron y se reagruparon. Los más dignos miraron al cielo mientras en el césped otros se quedaron dormidos y babeantes.
Tras ellos cerré la puerta, me quedé sola de nuevo en el lobby, pacífico y acogedor como al principio. Tal vez un poco más grande nada más. Me pregunté qué puerta debía de abrir ahora. Y ya de camino a la jaula de los lobos desperté.
Mirando estaba, cuando noté en la bolsita de mi falda una pesada cantidad de llaves. Me levanté sorprendida y ellas tintinearon dando aviso. Inmediatamente alguien apuntó: ¡Ella es el ama de llaves!
Las mujeres querían ir al tocador, a la galería, conocer el spa, tomarse una copa e ir por un café, pero ya no sentadas en bancos giratorios por favor. Los hombres deseaban hacer negocios, fumar un puro, descansar del camino, revisar su equipaje. Por igual los más viejos y los más gordos deseaban ir al restaurante. Incluso había peticiones muy específicas. Una pareja notoriamente lujuriosa me rogaba por la 204; un joven pálido y nervioso exigía su inhalador para el asma...
Humanos agobiantes, brazos y piernas de una claustrofóbica pared de exigencias que no podía soportar. Me apuraban, gritaban, exigían, pedían ser atendidos primero y yo no sabía por cuál empezar ni qué puerta abrir. Fue una casualidad que al meter mi mano a la bolsita de la falda la primer llave en salir fuera la del jardín. Una respuesta al azar que convirtió la elegancia en empujones y a la multitud en perros. Sin excepción, todos corrieron afuera, saciaron su sed en las fuentes, refrescaron sus necesidades en los arbustos, jugaron, se dispersaron y se reagruparon. Los más dignos miraron al cielo mientras en el césped otros se quedaron dormidos y babeantes.
Tras ellos cerré la puerta, me quedé sola de nuevo en el lobby, pacífico y acogedor como al principio. Tal vez un poco más grande nada más. Me pregunté qué puerta debía de abrir ahora. Y ya de camino a la jaula de los lobos desperté.
lunes, 19 de abril de 2010
Guerras
Cuando hay niños de visita, básicamente es cuando me encierro en mi cuarto a postear. Pero es bonito una vez que por fin se van... y el jabón del baño tiene la marca de sus dedos, de la manita poderosa que lo aplastó solo porque sí.
Mi sobrinó me preguntó qué me daba más miedo, si los zombies o los extraterrestres. Estamos escribiendo un comic juntos: visitantes de otro planeta vienen a adueñarse de la tierra y a esclavizarnos; pero el holocausto zombie ya sucedió y apenas aterrizan intentamos devorarlos; su tecnología no puede con nuestra furia y nuestra hambre.
Extraterrestres vs zombies. Nunca más les tendremos miedo.
Mi sobrinó me preguntó qué me daba más miedo, si los zombies o los extraterrestres. Estamos escribiendo un comic juntos: visitantes de otro planeta vienen a adueñarse de la tierra y a esclavizarnos; pero el holocausto zombie ya sucedió y apenas aterrizan intentamos devorarlos; su tecnología no puede con nuestra furia y nuestra hambre.
Extraterrestres vs zombies. Nunca más les tendremos miedo.
domingo, 28 de marzo de 2010
El silencio de los helados (post hippie)
-¿No te gusta cómo sabe el silencio de los helados?
-¿Qué?
-El silencio de los helados.
-Si, pero qué es-eso.
-Es como lo que acaba de pasar ahorita: cuando vas en la calle con alguien que amas, platicando, y se les antoja comer un helado. Lo compran. Entonces, reanudan la caminata.
-Ajá.
-Ajá, pues que ya no hablan; vienen saboreando su helado felices... el momento es tan placentero y tan se entienden y tan se quieren que se sumergen tranquilos en el silencio del helado. Las lenguas ahora dialogan con el hielito dulce pero las miradas y las sonrisas siguen la platica que hasta ahora había corrido en voz de los humanos. Bajo estas condiciones las parejas se dicen las cosas más simples, pero algo hay en esta escena de hermosura paisajística. No sé... el silencio de los helados es como un cerezo en flor.
-Hippie.
-n___n
-Pero tienes razón, a mí también me gusta el silencio de los helados.
P.D. ¿Notas cómo una de las intervenciones en el diálogo es perfectamente suplida por una carita? Ando de buen humor y hasta se me podría antojar vanguardista.
-¿Qué?
-El silencio de los helados.
-Si, pero qué es-eso.
-Es como lo que acaba de pasar ahorita: cuando vas en la calle con alguien que amas, platicando, y se les antoja comer un helado. Lo compran. Entonces, reanudan la caminata.
-Ajá.
-Ajá, pues que ya no hablan; vienen saboreando su helado felices... el momento es tan placentero y tan se entienden y tan se quieren que se sumergen tranquilos en el silencio del helado. Las lenguas ahora dialogan con el hielito dulce pero las miradas y las sonrisas siguen la platica que hasta ahora había corrido en voz de los humanos. Bajo estas condiciones las parejas se dicen las cosas más simples, pero algo hay en esta escena de hermosura paisajística. No sé... el silencio de los helados es como un cerezo en flor.
-Hippie.
-n___n
-Pero tienes razón, a mí también me gusta el silencio de los helados.
P.D. ¿Notas cómo una de las intervenciones en el diálogo es perfectamente suplida por una carita? Ando de buen humor y hasta se me podría antojar vanguardista.
jueves, 14 de enero de 2010
3 años desde mayo
-¿Qué palabra has dicho?
-¿Qué?
-Dime, la palabra.
-¿La de hace un momento?
-¡Si! ¡Dímela, dime la palabra que murmuraste!
-...
-¡Ya!
-Nada.
-¿Qué?
-Dime, la palabra.
-¿La de hace un momento?
-¡Si! ¡Dímela, dime la palabra que murmuraste!
-...
-¡Ya!
-Nada.
Elephant gun
Es madre soltera, tiene dos hijas. Enseña en un colegio para niñas. Hace aerobics por las tardes. No se cómo logra darse tiempo para todas sus ocupaciones... Cuento estos detalles que no me interesan en absoluto, para entretenerme. Trato deliberadamente de distraerme.
jueves, 7 de enero de 2010
Toto
Mi abuela tiene alzheimer. Siempre se lo digo a todo mundo, me parece una enfermedad especial... Está totalmente perdida: ya no recuerda nada, y cuando digo nada, es absoluto (no sabe su nombre, quiénes son sus hijos, en dónde se encuentra, ya no sabe ni tragar la comida).
Hoy fui a verla y tuve la magnífica suerte de escucharla decir: “Ya estoy muy mal“.
Fue maravillosoooooooooo: Una frase horrenda, llena de luz.
Hoy fui a verla y tuve la magnífica suerte de escucharla decir: “Ya estoy muy mal“.
Fue maravillosoooooooooo: Una frase horrenda, llena de luz.
Los gordos proyectan sombras anchas... las pueden vender más caras
-Le vendí mi sombra al diablo porque desbordaba sin control mis límites corporales. Era una prolongación dispersa de mi yo que podía ser manipulada por cualquiera. Era mejor ponerle un precio... O sea, la sombra tiene un valor como signo existencial, identitario, pero para eso aún me queda mi reflejo. Y si vivo de noche, la sombra deja de tener importancia. Además, la sombra es para lucirla en vida, y la vida es corta. Malo que hubiera vendido mi alma, la cual sirve para después de la muerte...
-Ya en serio we. ¿Qué le pasó a tu sombra?
-Ash. Quedó congelada en el frío invierno ruso.
-Ja ja ja. Seguro se te quedó pegada al suelo, ja ja ja. Te lo advertí.
-¡Te lo advertí tiene un hermano y se llama cierra la boca!
-Ya en serio we. ¿Qué le pasó a tu sombra?
-Ash. Quedó congelada en el frío invierno ruso.
-Ja ja ja. Seguro se te quedó pegada al suelo, ja ja ja. Te lo advertí.
-¡Te lo advertí tiene un hermano y se llama cierra la boca!
viernes, 4 de diciembre de 2009
Down is the New Up
La gente no se da cuenta porque son idiotas. Pero la mejor manera de ayudar a la gente es hablando de uno mismo. Porque no conocemos a nadie mejor que a nosotros.
Te digo, los idiotas creen que uno es egoísta cuando habla de sí mismo; en realidad este es un acto de la más profunda humildad: admitir tus limitaciones ante los demás... Y que aprendan de tu error.
(Gracias Lazzarini)
Te digo, los idiotas creen que uno es egoísta cuando habla de sí mismo; en realidad este es un acto de la más profunda humildad: admitir tus limitaciones ante los demás... Y que aprendan de tu error.
(Gracias Lazzarini)
domingo, 29 de noviembre de 2009
Acercamiento
Como una mariposa, recubierta de colores y bondad, alegraste mis días con tu vuelo lleno de júbilo. Si, y justo como con una mariposa, hoy me acerqué a ti lo suficiente para comprobar el horror de un ser quimérico que se esconde tras la belleza de sus alas, siendo que en el centro es un gusano, un gusano al que le brotan pelos hasta por los ojos.
No debieron de salir de sus capullos.
No debieron de salir de sus capullos.
viernes, 6 de noviembre de 2009
Vidriosa retina del ojo
Kawabata escribe en Garasu la historia de un obrero, que malherido y agotado por su trabajo, logra provocar lástima en una joven burguesa. Posteriormente, el obrero se vuelve escritor; publica en un breve cuento sus impresiones acerca de la joven. La historia llega a manos de ella y de su marido, se reconocen dentro de esta, en consecuencia atienden la lectura con el ser. Habiendo terminado de leer el marido se pregunta cómo es posible que ese granuja insalubre perciba atributos de su mujer que él nunca vio.
Hesse narra la batalla de una manada de lobos por sobrevivir al cruel invierno, al hambre. Las circustancias los obligan a atacar los poblados en busca de alimento. Obvio, son cazados y asesinados de inmediato. Cuando la muchedumbre excitada está por matar al último lobo, son incapaces de percibir que en sus ojos brilla el reflejo de la luna. De la belleza del bosque entero.
Yo escribo mis parafrasis, tú las lees, y:
¿acaso no asistimos juntos -en la brevedad- a la belleza que contienen las palabras huecas?
Me entusiasma. Me alegra por ambos.
Hesse narra la batalla de una manada de lobos por sobrevivir al cruel invierno, al hambre. Las circustancias los obligan a atacar los poblados en busca de alimento. Obvio, son cazados y asesinados de inmediato. Cuando la muchedumbre excitada está por matar al último lobo, son incapaces de percibir que en sus ojos brilla el reflejo de la luna. De la belleza del bosque entero.
Yo escribo mis parafrasis, tú las lees, y:
¿acaso no asistimos juntos -en la brevedad- a la belleza que contienen las palabras huecas?
Me entusiasma. Me alegra por ambos.
jueves, 5 de noviembre de 2009
jueves, 29 de octubre de 2009
¿Para qué?
- ¡Qué va! Princesa tú no necesitas usar lentes para la compu. No se te ven bien. Para eso se inventó la arial 20.
sábado, 24 de octubre de 2009
Lección 3
Hoy escuché a un niño quejarse amargamente cuando le dijeron que su mejor amigo (Joaquín) vendría de visita. Dijo que NO quería verlo por que los iban a regañar, a castigar, y ya no le darían permiso de ir a la fiesta de halloween. Su mamá le preguntó por qué lo iban a regañar. El niño respondió, siempre que viene Joaquín nos castigan porque nos portamos mal.
Todos los presentes se rieron. Le aconsejaron que no fuera tontito: lo único que debían hacer es jugar tranquilos y portarse bien.
Yo no dije nada, entendí perfectamente al niño. Cuando tú y yo nos juntábamos nunca pudimos evitar los castigos. Eramos mucha tentación como para que alguien no deseara educarnos.
La inmoralidad infantil de dos niñas bonitas no puede salir bien librada.
Todos los presentes se rieron. Le aconsejaron que no fuera tontito: lo único que debían hacer es jugar tranquilos y portarse bien.
Yo no dije nada, entendí perfectamente al niño. Cuando tú y yo nos juntábamos nunca pudimos evitar los castigos. Eramos mucha tentación como para que alguien no deseara educarnos.
La inmoralidad infantil de dos niñas bonitas no puede salir bien librada.
Lección 2
El término ficción es vital. Evítame los embrollos de justificar lo que digo, y sobre cualquier otra manifestación comunicativa, lo que escribo. Todo es ficción ¿de acuerdo? Si crees que hice referencia sobre ti, te equivocas. María ¿pero si pusiste mi nombre, con apellidos y todo? Ah ah. Nunca hablo de ti, humano.
Por si no quedó claro, nunca, tampoco, María es yo.
Por si no quedó claro, nunca, tampoco, María es yo.
Lección 1
El tipo de persona que eres; las decisiones que has tomado; la forma en que se dieron las cosas entre ustedes; en general -para toda tu vida actual- lo que te voy a decir no tiene nada que ver. Es únicamente para efectos de la historia:
Cuando le cuento a la gente de ti, lo que te matiza es lo indirecto. Los detalles vuelven locos a todos. Por ejemplo, el que tu mamá sea la directora del penal femenino a nosotras nos vale un carajo. No cambia nada. Pero una vez dicho, esto dimensiona el mundo, no se cómo, pero lo hace. A veces te profundiza más que tus mismos ojos.
Cuando le cuento a la gente de ti, lo que te matiza es lo indirecto. Los detalles vuelven locos a todos. Por ejemplo, el que tu mamá sea la directora del penal femenino a nosotras nos vale un carajo. No cambia nada. Pero una vez dicho, esto dimensiona el mundo, no se cómo, pero lo hace. A veces te profundiza más que tus mismos ojos.
domingo, 4 de octubre de 2009
Fernández de Castro también salió herido
Mi razonamiento lógico, metido con obstinación dentro de las investigaciones del caso 1992 -a pesar de ser una situación totalmente sumergida en el sentimentalismo y en lo humano- dió buenas pesquisas. Concluí, sin lugar a dudas que, Fernández de Castro también salió herido porque:
a) El dolor se refleja
b) Fue invadido por el rencor que su prima profería hacia la pareja de amantes. De acuerdo con esto, él también quiso matarlos. Se sintió engañado al creer que cogían en sus narices, bueno, las de su prima.
c) Su inseguridad lo paralizó a manera de una dolorosa artritis. La articulación entre el querer hacer y el hacer se le oxidó.
d) A causa de la poca empatía que sus amistades mostraron por la situación que estaba viviendo.
e) Por el descubrimiento del proyecto plagiado que había presentado hace unos meses a la coordinación de asuntos internos.
f) El dinero siempre le hacía falta.
Debo aclarar, que a pesar de la distancia entre una y otra posible respuesta, la manera en que Fernández de Castro entornaba los ojos llenos de lágrimas, sigue dando cabida a cualquiera de estas pesquisas y a más. Eso me justifica. Además, la naturaleza de su herida igualmente es favorable a que solo sea parte de su estúpida imaginación, o a que realmente le hallan hecho algo malo.
Por el momento, hago notar que elegí las opciones aquí presentes con total apego a la información contenida en su expediente; en base a su tratamiento de ortodoncia; al auto quemado del texano; a toda la ropa de marca y la meticulosidad expresada ante sus juguetes de colección; al haber estudiado para abogado; al vacío de contactos telefónicos y sms en su celular; al desprecio constante que mostraba ante su obra fotográfica; y, a la presencia de la madre en cada evento medianamente significativo en sociedad.
a) El dolor se refleja
b) Fue invadido por el rencor que su prima profería hacia la pareja de amantes. De acuerdo con esto, él también quiso matarlos. Se sintió engañado al creer que cogían en sus narices, bueno, las de su prima.
c) Su inseguridad lo paralizó a manera de una dolorosa artritis. La articulación entre el querer hacer y el hacer se le oxidó.
d) A causa de la poca empatía que sus amistades mostraron por la situación que estaba viviendo.
e) Por el descubrimiento del proyecto plagiado que había presentado hace unos meses a la coordinación de asuntos internos.
f) El dinero siempre le hacía falta.
Debo aclarar, que a pesar de la distancia entre una y otra posible respuesta, la manera en que Fernández de Castro entornaba los ojos llenos de lágrimas, sigue dando cabida a cualquiera de estas pesquisas y a más. Eso me justifica. Además, la naturaleza de su herida igualmente es favorable a que solo sea parte de su estúpida imaginación, o a que realmente le hallan hecho algo malo.
Por el momento, hago notar que elegí las opciones aquí presentes con total apego a la información contenida en su expediente; en base a su tratamiento de ortodoncia; al auto quemado del texano; a toda la ropa de marca y la meticulosidad expresada ante sus juguetes de colección; al haber estudiado para abogado; al vacío de contactos telefónicos y sms en su celular; al desprecio constante que mostraba ante su obra fotográfica; y, a la presencia de la madre en cada evento medianamente significativo en sociedad.
miércoles, 30 de septiembre de 2009
domingo, 27 de septiembre de 2009
A Wolf at the Door
Como una montaña degollada por las nubes bajo los truenos de la superficie. Eres un paisaje.
viernes, 18 de septiembre de 2009
lunes, 14 de septiembre de 2009
Fuck then!
Te odio, más que a nadie. Más que a nada. Hasta el clima está mejor cuando no estas tú. Sueño que te mueres y eso me da placer, me alegra, se me viene la risa. Me da rabia tu puro ser.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
Jōyō kanji
Los jōyō kanji (常用漢字) son los 1945 caracteres kanji considerados de uso cotidiano por el Ministerio de Educación japonés. Entre estos se destacan las palabras:
且 Mas Allá
兆 Augurio
勘 Intuición
宵 Altas Horas de la Madrugada, Anochecer
崩 Desmenuzar
幻 Fantasma
弔 Pésame
恨 Rencor
棋 Pieza de ajedrez
牲 Sacrificio animal
魔 Bruja
¿Hacemos una película de terror?
且 Mas Allá
兆 Augurio
勘 Intuición
宵 Altas Horas de la Madrugada, Anochecer
崩 Desmenuzar
幻 Fantasma
弔 Pésame
恨 Rencor
棋 Pieza de ajedrez
牲 Sacrificio animal
魔 Bruja
¿Hacemos una película de terror?
martes, 8 de septiembre de 2009
En teoría
Diálogo con un compañero de asiento en el autobús
- Disculpa, ¿son tuyos esos audífonos?
- No. En teoría son del autobús.
- En teoría...
Y la idea flotó en el aire que hacían los pensamientos revolucionarios de los demás pasajeros. Robar o no robar...
- Disculpa, ¿son tuyos esos audífonos?
- No. En teoría son del autobús.
- En teoría...
Y la idea flotó en el aire que hacían los pensamientos revolucionarios de los demás pasajeros. Robar o no robar...
lunes, 7 de septiembre de 2009
Meditar
Mientras me lavo los dientes; en lo que tarda en encender la computadora; cuando alguien escribe en un pizarrón; durante las primeras burbujas que suelta el agua antes de hervir; cuando alguien inicia una conversación con la frase ¿qué has hecho?; si estoy esperando que se me seque la mascarilla de pepino, también... siempre se me va la mente.
miércoles, 2 de septiembre de 2009
¿Cuál es la diferencia? (repetición)
Ayer, en un cielo gris y en una carencia de luz -de tarde nublada- vi brillar algo en el horizonte. Como cuando en la radio dicen que se va a ver Venus. Desapareció. Nunca sabré qué era o qué fue. Los fenómenos celestes no son del dominio de los hombres.
En el Ayer de Ayer, jugaba en la azotea (tercer piso). La vecina estaba lavando; la vi tallar con sus brazos más bien toscos y sus pechos agitados un pantaloncito rojo. Llegó el marido y empezó a acariciarla. Ella no se detuvo. Él comenzó a frotar su sexo contra las prominentes nalgas de ella. Yo me escondí. Cogieron en la más sublime cotidianeidad.
En el Ayer del Ayer de Ayer, fui la menor de cuatro hermanas, cuatro hermosas y traviesas ninfas.
Y Hoy, en el más cercano Ayer, en el del instante insostenible, de los segundos más cortitos, no puedo ver la diferencia de tiempo en el pasado. En mi mente, estos Ayeres se piensan igual, saben a un documento de photoshop planchado. Existen sin jerarquía. No hay saltos en la memoria, no hay experiencia.
Al final de mis días
no sucederá que fui
sino que toda soy.
En el Ayer de Ayer, jugaba en la azotea (tercer piso). La vecina estaba lavando; la vi tallar con sus brazos más bien toscos y sus pechos agitados un pantaloncito rojo. Llegó el marido y empezó a acariciarla. Ella no se detuvo. Él comenzó a frotar su sexo contra las prominentes nalgas de ella. Yo me escondí. Cogieron en la más sublime cotidianeidad.
En el Ayer del Ayer de Ayer, fui la menor de cuatro hermanas, cuatro hermosas y traviesas ninfas.
Y Hoy, en el más cercano Ayer, en el del instante insostenible, de los segundos más cortitos, no puedo ver la diferencia de tiempo en el pasado. En mi mente, estos Ayeres se piensan igual, saben a un documento de photoshop planchado. Existen sin jerarquía. No hay saltos en la memoria, no hay experiencia.
Al final de mis días
no sucederá que fui
sino que toda soy.
martes, 1 de septiembre de 2009
Fotografía
Algun día verás mi modestísimo equipo fotográfico... es una cámara rusa, de la segunda guerra mundial. Últimamente no la uso porque tiene una filtración de luz y las fotos salen con "fantasmas".
21 08 09
Te confundí con un pájaro. Que graznó de la misma forma en que rechina la puerta cuando llegas a casa.
Ñoñeando: Iceberg
Ha de ser maravilloso
mirar con el cuerpo entero,
sustituir la luz por el frío
para ver el hielo.
Un fantasma kilométrico
de impresionante blancura,
flota ligero sobre el oleaje,
recuerdo evidente de los siglos.
Memoria congelada.
mirar con el cuerpo entero,
sustituir la luz por el frío
para ver el hielo.
Un fantasma kilométrico
de impresionante blancura,
flota ligero sobre el oleaje,
recuerdo evidente de los siglos.
Memoria congelada.
En segundo lugar
Le encanta que le pregunten qué estudió. Le encanta responder que literatura, porque en consecuencia a eso, siempre le han de preguntar en qué trabajan los que estudiaron eso. Y entonces puede responder, con una tranquila sonrisa en la cara, que en nada. Por lo menos en nada semejante a lo que un interlocutor que hace esa pregunta tiene en mente.
domingo, 30 de agosto de 2009
Más al estilo de La Gaviota que de Apunte Gótico
Me apena la simpleza, o más que eso, la congruencia con lo posible, con lo fácil de hacer.
Lo que realmente quisiera hacer, lo que de verdad me gustaría hacer contigo si nos vemos esta semana, sería ver fuegos fatuos.
Lo que realmente quisiera hacer, lo que de verdad me gustaría hacer contigo si nos vemos esta semana, sería ver fuegos fatuos.
jueves, 27 de agosto de 2009
La observación juiciosa se refleja
Los gatos son animales de costumbres. Por lo regular siguen unas pautas de comportamiento muy estrictas y, a no ser que suceda algo extraordinario, odian cambiarlas. Y por algo extraordinario entiendo el deseo sexual o algún accidente. Si, siempre se trata de una de estas dos cosas...
Una gatita acostumbrada a los mimos de una familia no sabe nada del mundo. No sabe pelearse ni buscarse la comida por sí sola.
Una gatita acostumbrada a los mimos de una familia no sabe nada del mundo. No sabe pelearse ni buscarse la comida por sí sola.
martes, 25 de agosto de 2009
Esto lo explica todo. Si we. Todo.
Melancolía: Afectación profunda del deseo, concebida por Freud como la psiconeurosis por excelencia, caracterizada por una pérdida subjetiva específica, la del yo mismo.
lunes, 24 de agosto de 2009
Honorables tentaciones de la minucia y el escrúpulo
Yo podría ser así: Un escritorio pulcro. Con los archivos de la computadora dispuestos en cómodas carpetas; con ánimo para organizar y clasificar con maniática precisión las insignificancias a las cuales me dedico en la oficina. Al alcance de la mano la fama de la eficacia laboral y el reconocimiento social. Yo podría ser así...
NOTA DE LA AUTORA: Favor de leer con cinismo o con aprobación esta entrada. Da igual.
NOTA DE LA AUTORA: Favor de leer con cinismo o con aprobación esta entrada. Da igual.
Senpai
En la mesa hay dos laptops; libros de Paul Watzlawick (El lenguaje del cambio), Roland Barthes (El grado cero de la escritura), Humberto Eco (Apocalípticos e integrados); copias sobre análisis del discurso, teorías de la ficción, crítica literaria, industria cultural... Tania y yo ahí, serias, completando la escena.
Gran engaño: en los monitores hay messenger, descarga de música, anime, ¡por dios! pet society, blogspot y la página de la embajada de japón.
Amiga, ha sido un gran verano, no solo en diversiones, ha sido verano desde febrero y lo será hasta que acabe este 2009. El año de la tesis.
Te quiero :)
Gran engaño: en los monitores hay messenger, descarga de música, anime, ¡por dios! pet society, blogspot y la página de la embajada de japón.
Amiga, ha sido un gran verano, no solo en diversiones, ha sido verano desde febrero y lo será hasta que acabe este 2009. El año de la tesis.
Te quiero :)
miércoles, 19 de agosto de 2009
sábado, 15 de agosto de 2009
Escribir en el caparazón de las tortugas
Escribir en el caparazón de las tortugas y dejarlas ir al mar. Llenas de memoria, del sonido de los carros, del tacto de la pera, de flotar en bones sabor de fresa.
miércoles, 12 de agosto de 2009
Gatito
En el caso de la mayoría de los seres, los contactos más ligeros y superficiales bastan para contentar nuestro deseo, y aun para hartarlo. Si insisten, multiplicándose en torno de una criatura única hasta envolverla por entero; si cada parcela de un cuerpo se llena para nosotros de tantas significaciones trastornadoras como los RASGOS DE UN ROSTRO; si un solo ser, en vez de inspirarnos irritación, PLACER o hastío, NOS HOSTIGA COMO UNA MÚSICA Y NOS ATORMENTA COMO UN PROBLEMA; si pasa de la periferia de nuestro universo a su centro, llegando a sernos más indispensable que nuestro propio ser, entonces tiene lugar el asombroso prodigio en el que veo, más que un simple juego de la carne, UNA INVASIÓN DE LA CARNE POR EL ESPÍRITU.
Yourcenar
RASGOS DE UN ROSTRO;
PLACER
NOS HOSTIGA COMO UNA MÚSICA Y NOS ATORMENTA COMO UN PROBLEMA;
UNA INVASIÓN DE LA CARNE POR EL ESPÍRITU.
Yourcenar
RASGOS DE UN ROSTRO;
PLACER
NOS HOSTIGA COMO UNA MÚSICA Y NOS ATORMENTA COMO UN PROBLEMA;
UNA INVASIÓN DE LA CARNE POR EL ESPÍRITU.
martes, 11 de agosto de 2009
lunes, 3 de agosto de 2009
martes, 21 de julio de 2009
Tesis
El lenguaje es una construcción del mundo.
Es las calles que forman enunciados paralelos,
alumbrado público en forma de poesía,
arquitectura de una metrópoli edificada al instante en que sus habitantes usan o no las diferentes formas retóricas…
Es las calles que forman enunciados paralelos,
alumbrado público en forma de poesía,
arquitectura de una metrópoli edificada al instante en que sus habitantes usan o no las diferentes formas retóricas…
Los cuentos que ya no escribiré
1.-Un hombre sale de casa y todo es niebla. Le parece ver una figura conocida. Aha. No hay nada. Sigue caminando. Todo lo que está a punto de tocar se esfuma, se le desvanece entre los dedos. Parece que allá está una mujer. Tampoco. Se pierde en la niebla y en sus formas. Solo son pensamientos.
2.-Otro que parta del principio “una cabeza decapitada tiene conciencia de que es una cabeza decapitada”. Entonces, contar los pensamientos de esa cabeza decapitada con una fórmula en la que todo es intelectual, porque la cabeza que cuenta -literalmente- ha sido despojada de corazón, vísceras, sexo, y alma. Se ha quedado solo con el cerebro para reflexionar la retrospectiva de su vida.
3.-Definitivamente, no escribiré un cuento de amor.
2.-Otro que parta del principio “una cabeza decapitada tiene conciencia de que es una cabeza decapitada”. Entonces, contar los pensamientos de esa cabeza decapitada con una fórmula en la que todo es intelectual, porque la cabeza que cuenta -literalmente- ha sido despojada de corazón, vísceras, sexo, y alma. Se ha quedado solo con el cerebro para reflexionar la retrospectiva de su vida.
3.-Definitivamente, no escribiré un cuento de amor.
miércoles, 15 de julio de 2009
Un sueño
Me gustan las nubes
y los chicles que tienen tatuajes gratis en la envoltura.
Me entusiasman.
y los chicles que tienen tatuajes gratis en la envoltura.
Me entusiasman.
24 horas en 30 minutos, o El tiempo relativo, o Las enseñanzas pitagóricas, o Pasado presente
Despierto. Recuerdo la vez anterior que desperté. Con los tropiezos matutinos de mi pereza, mi renuencia a desayunar. Un artículo, una película en cortes abstractos de la memoria. La gente del día y sus reflejos en los vidrios. Ejercicios en un tapete amarillo. Lo que escuché decir y dije.
Despierto. Recuerdo la vez anterior que desperté. Recuerdo el ayer, me regocijo doblemente en la experiencia. Condenso un día con sus experiencias y sus sueños. Viviré el doble.
Despierto. Recuerdo la vez anterior que desperté. Recuerdo el ayer, me regocijo doblemente en la experiencia. Condenso un día con sus experiencias y sus sueños. Viviré el doble.
lunes, 13 de julio de 2009
Limpieza
Si te digo qué clase de pájaro fue, será más horrendo. Una paloma. La vi cruzar, desde el momento en que alzó el vuelo a un lado de la autopista hasta pasar por encima del auto, todo tan coordinado, tan musical. Dejó caer un ratón muerto en el parabrisas. Su caída más la velocidad del auto dejaron ensangrentado el vidrio.
Por eso tuve que lavar el coche.
Por eso tuve que lavar el coche.
viernes, 3 de julio de 2009
La transmigración de las almas virtuales
Y fue posible mantener una réplica de los impulsos cerebrales en un ordenador. Del ser. Las personas abandonaban sus cuerpos a cambio de que las transfirieran a una red informativa, inmortal.
El negocio del siglo: la reencarnación selectiva.
Uno pasaba a convertirse en un programa, un software que modificaba sus posibilidades a voluntad. Matematicamente perfecto.
El negocio del siglo: la reencarnación selectiva.
Uno pasaba a convertirse en un programa, un software que modificaba sus posibilidades a voluntad. Matematicamente perfecto.
martes, 30 de junio de 2009
Artista-Escritor
Cuando se cree ser alguien, se corre el riesgo, luchando por acomodar lo indistinto del propio ser a una abstracción, de transformarse en arquetipo, en caricatura.
Saer.
Saer.
Aun andan los caballos cerca de la casa
Creo que ha sido la falta de motivos, lo innecesario de quitar el polvo de las sillas y alejar a los alacranes de la habitación lo que me empujó a regresar. Hace tres días, para llegar hasta aquí, tuve una larga caminata con el campo a un lado, más bien encima. Me hizo recordar que ahora me da miedo todo. Empecé a preocuparme por el lodo, la hierba y los insectos en mi ropa. Absorta en estos delicados pensamientos fue que no me permití saber con claridad en qué momento el lodo, la hierba y los insectos tomaron la forma de mi infancia, y así de pronto me llené de alegría, pero no por eso deja de ser extraño e infrecuente estar aquí.
Vandalismo
(Entra mamá al cuarto)
-¿Y ese carrito de supermercado?
-¿Me crees si te digo que lo compré en un bazar?
-¿Y ese carrito de supermercado?
-¿Me crees si te digo que lo compré en un bazar?
Deseo
Si alguien me viera, me gustaría gustarle.
Robarle el tiempo para que escriba acerca de mi rostro.
Las palabras bajo un ritmo hechizado, flotantes en el sexo.
Ya. Estoy por caer de la página.
Robarle el tiempo para que escriba acerca de mi rostro.
Las palabras bajo un ritmo hechizado, flotantes en el sexo.
Ya. Estoy por caer de la página.
Una felicidad que no daña a los demás
¿El matrimonio sin esclavitud?
¿El amor libre sin envilecimiento?
¿Un empleo que no impida leer a Blanchot?
¿O un hijo que no nos convierta en domésticos?
¿El amor libre sin envilecimiento?
¿Un empleo que no impida leer a Blanchot?
¿O un hijo que no nos convierta en domésticos?
lunes, 29 de junio de 2009
El sonido de la luz
Hay algo a lo que le teme la profesora de literatura, siempre nos lo dice:
"En un día de lluvia me da mucho miedo quedarme ciega".
"En un día de lluvia me da mucho miedo quedarme ciega".
El sol que me gusta
El sol que me gusta no es el de los dioses. Menos el de los poemas.
El sol que me gusta, es ese en forma de roca gigantesca, que se quema,
flota en el universo infinito y oscuro.
El de los científicos.
El sol que me gusta, es ese en forma de roca gigantesca, que se quema,
flota en el universo infinito y oscuro.
El de los científicos.
domingo, 28 de junio de 2009
El extraterrestre
Si no fuera por los libros de ciencia ficción en el baño, sería imposible intuir la presencia de un tercer habitante en la casa.
martes, 2 de junio de 2009
En forma de canasta
Refería Thomas Traherne que, estando en cama, vio una canasta que flotaba en el aire, junto a la cortina; creo que dijo que había fruta en la canasta: Era un Fantasma.
John Aubrey
John Aubrey
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