Y fue posible mantener una réplica de los impulsos cerebrales en un ordenador. Del ser. Las personas abandonaban sus cuerpos a cambio de que las transfirieran a una red informativa, inmortal.
El negocio del siglo: la reencarnación selectiva.
Uno pasaba a convertirse en un programa, un software que modificaba sus posibilidades a voluntad. Matematicamente perfecto.
2 comentarios:
la última pregunta
Y la luz se hizo...
"La última pregunta"
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