domingo, 28 de noviembre de 2010

Y dices que no sabes quién soy

Pero yo de lo que me acuerdo es que me decías: “Bésame. Andale, voy a cerrar los ojos y hago como que duermo, no me muevo ni tantito; sólo voy a poner la boca flojita y tú me das de besos. Hazle como si me quisieras despertar“. Y ahí iba yo, obediente, a rozarte con la puntita de la lengua, a meterte el dedo humedo por un lado de la boca mientras te mordía los labios y me aseguraba -por la tensión de tu pecho- que nadie te había besado así jamás.