martes, 22 de febrero de 2011

Malentendido

1-Hola ¿cómo estás?
2-Bien, aunque me duele la cabeza.
1-Siempre te duele la cabeza.
2-¿En serio?
1-Sí, y nunca preguntas cómo estoy yo.
2-Lo siento. Aunque si todas estas veces que me has preguntado cómo estoy lo has hecho esperando que yo te devuelva la pregunta, entonces me parece pertinente cuestionarte si sabes por qué siempre me duele la cabeza.
1-Eh... no, no sé.
2-Ah, entonces es justo -en respuesta a tu queja- decir que yo siempre estoy esperando tu interés, más no tu educación al saludar. ¿Por qué si ya tantas veces has escuchado de mi dolor de cabeza ni siquiera te da tantita curiosidad saber cómo lo llevo, qué lo provoca? O así de fácil supones que son migrañas de mujer neurótica.
1-...
2-De todas formas perdóname por favor. Me salí por la tangente retórica. La verdad es que yo te quiero, y si no pregunto cómo estás, no quiere decir que no me importes. Es sólo que pensé que el cariño y el interés ya estaban implícitos en el hecho de sostener conversación; de buscarnos uno al otro hasta la encantadora coincidencia de sincronizar el tiempo y el espacio en el Universo.

2 comentarios:

YKRho dijo...

Es usted terrible.

kooppatrooper dijo...

a que tu eres 2.