miércoles, 12 de octubre de 2011

Animismo

Compré un sombrero y lo colgué en la silla que está a un lado de mi cama. Es para plagar de existencia las miradas que echo a la habitación en penumbra, entre sueños. Me hace creer, a instantes, que es alguien sentado a mi lado, apuntando la noche. Viéndome dormir. Esto no sin sobresaltos por supuesto, con miedo las primeras noches por su silueta infame pero, nos estámos entendiendo. A veces lo domino yo y le permito conversar conmigo, le dejo ser; otras me atemoriza tanto que me despierta, me obliga a racionarle hasta su condición de sombrero en una silla. Por lo menos tenemos un diálogo intenso, lo cual ya es mucho que decir.

No hay comentarios: